20 febrero 2015

ARTE EN PALMA: MONUMENTO A ANTONI MAURA DE MARIANO BENLLIURE

Hasta hace poco se encontraba en el centro de la plaza del Mercat de Palma un conjunto escultórico, esculpido por Mariano Benlliure, y erigido en honor al político mallorquín, cinco veces presidente del Consejode Ministros de España, Antoni Maura.

Una ráfaga de viento, debido al temporal del pasado mes de noviembre, rompió una de las ramas del ficus centenario que preside la plaza, cayendo sobre la estatua y derribándola de su pedestal, sin sufrir graves desperfectos.

Al día siguiente, el ayuntamiento procedió a retirarla y trasladarla a un almacén municipal mientras decidía una nueva ubicación.

Los descendientes del político llevaban un tiempo pidiendo que la escultura se trasladase a un lugar con más visibilidad, ya que quedaba semioculta por el monumental ficus, algo a lo que los descendientes del escultor se oponían, debido a que la obra fue creada expresamente para ser ubicada en la plaza.

En abril de 1926, apenas un par de meses después de la muerte de Maura, el alcalde de Palma, Guillermo Dezcallar Montis, recaudaba fondos a través de una suscripción popular para erigirle un monumento conmemorativo. Eligiendo al artista valenciano Mariano Benlliure para llevar a cabo la obra.

A finales de 1926 Benlliure visitó la isla eligiendo la plaza del Mercat como el mejor emplazamiento para ubicar la escultura. Al año siguiente regresó para concretar algunos aspectos de la obra. Se decidió que estuviera formada por dos cuerpos y se realizara con mármol de las canteras mallorquinas y piedra de Binissalem.

El resultado fue un conjunto escultórico en forma piramidal, escalonada en los laterales, a semejanza de las escaleras para subir a la tribuna de oradores. En el centro se encuentra la estatua en bronce a tamaño natural de Antoni Maura, representado en mitad de un discurso. Al pie del monumento encontramos una figura femenina esculpida en mármol blanco, simbolizando la verdad, en relación a los principios éticos de su política. En los bocetos de Benlliure aparecía desnuda como símbolo de la verdad desnuda, pero la moral de la época no lo permitió siendo tapada con un fino velo, medio vestida, lo que provocó que en la Palma de la época se hablara de la verdad a medias. Señala una placa de bronce con la inscripción Antonio Maura. Igualó con la vida el pensamiento. En la parte posterior encontramos un escudo de Mallorca y la inscripción al preclaro hijo de Mallorca 1853-1925.

En noviembre de 1929 se instaló en la plaza, cuyo espacio había sido reordenado por Gaspar Bennàzar para tal fin, inaugurándose con gran boato en diciembre del mismo año.


Finalmente el ayuntamiento de Palma decidió que el conjunto no se movería de la plaza del Mercat y, tras su restauración, Antoni Maura regresará a su emplazamiento original.


12 febrero 2015

EL GRITO DE MUNCH


Hace veintiún años, el 12 de febrero de 1994, Pal Enger, robaba de la Galería Nacional de Oslo la versión más conocida de El Grito de Munch.

Sobre las seis y media de la madrugada, aprovechando la poca seguridad debido a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer, Enger accedió por una ventana a la primera planta de la Galería Nacional, usando una simple escalera de madera. En apenas 50 segundos cortó el cable del que colgaba, salió y desapareció, dejando tras de si una nota en la que había escrito, muchas gracias por la mala vigilancia.

Tres meses después fue capturado y la obra fue recuperada en la habitación de un hotel.

Realizada en 1893 es la primera de las cuatro versiones que Munch realizó de El Grito, dos de ellas se conservan en el Museo Munch de Oslo y la cuarta pertenece a una colección privada.

Munch, máximo representante del expresionismo noruego, empezó a gestarlo una tarde de 1892 describiendo ese momento en su diario, paseaba por un sendero con dos amigos – el sol se puso – de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio – sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad – mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.

La Desesperación, 1893
Un año más tarde realizaba una obra que tituló La Desesperación, en la que intentaba representar la experiencia vivida que, según algunos autores, podría haber ocurrido en el mirador de la colina de Ekeberg, lugar desde donde se podía contemplar la ciudad de Christiania (Oslo) y el manicomio en el que una de sus hermanas estuvo internada. Un lugar en el que se habían sucedido varios suicidios, entre ellos el de un amigo del pintor.

Munch no quedó muy satisfecho con la obra y realizó una nueva versión, también titulada La Desesperación, bastante similar a la anterior aunque más sombría, la figura principal dejaba de contemplar el paisaje para mirar de frente, con una expresión en la que intentó plasmar la desesperación.
La Desesperación, 1893

Esta nueva obra siguió sin convencer al artista que realizó un nueva y definitiva versión en 1893 que tituló El Grito, en ella la figura principal pierde humanidad y se lleva las manos a la cabeza abriendo la boca para gritar, transmitiendo desesperación y angustia, sentimientos muy cercanos al autor, que poseía una personalidad conflictiva y en ocasiones desequilibrada, que él consideraba base de su genio.

Entre 1893 y 1910 realizó tres copias de la misma obra utilizando diferentes técnicas, desde el óleo a la tempera sobre cartón. En 1895 realizó una litografía, lo que permitió reproducir el cuadro en revistas y periódicos.


Versiones y litografía de El Grito