31 julio 2015

EL MUSEO DE HITLER II




El 6 de junio de 1944 se inicia el desembarco de Normandía, tras los soldados desembarca un grupo de especialistas en arte (arquitectos, historiadores del arte, fotógrafos...) cuya misión era encontrar las obras robadas por los nazis.
Soldados aliados con la Dama del armiño de
Leonardo Da Vinci

Un año antes se había creado en Estados Unidos una comisión para la protección y recuperación de obras de arte en zonas de guerra, conocida como la comisión Roberts y porteriormente la Monuments Fine Arts and Archives.

Una de las primeras misiones que realizaron fue la creación de un mapa del arte europeo, que fue entregado al ejército, para que lo tuviese en cuenta a la hora de planificar los bombardeos.

Los Monuments men empezaron la búsqueda de las obras de inmediato, aunque era un trabajo imposible ya que sólo encontraban ciudades y pueblos en ruinas. Ante esta perspectiva pidieron ayuda al ejército. Aunque no tuviesen mucho conocimiento sobre arte, cuando un soldado encontraba un cuadro lo comunicaba inmediatamente, fuese lo que fuese.

Al mismo tiempo y sin que los aliados lo supiesen, los rusos también creaban comisiones para buscar las obras robadas. Stalin había decidido apoderarse de estas como pago por los destrozos de la guerra y crear un museo.

Decidieron dirigirse directamente a Dresde, ciudad que antes de la guerra había acogido una de las mayores galerías de arte del mundo. Mientras que los americanos se encaminaron hacia Francia.

Rose Valland
En París consiguieron, a través de la resistencia, un lista con la mayoría de las obras que los alemanes se habían apropiado y almacenado en el museo Jeu de Paume, en el que se detallaban entre otras cosas el origen y el destino de las mismas.

La lista había sido creada por Rose Valland, una trabajadora francesa al servicio de los alemanes, que por las noches copiaba las listas de entrada de obras y entregaba a la resistencia. En un principio los alemanes llevaban un archivo detallado de cada obra, pero llegó un momento en el que llegaban tal cantidad que se hizo imposible y tan solo se detallaba donde se debían enviar.

Con el avance de los aliados, los alemanes intensificaron el traslado de las obras a lugares más seguros. Las más importantes se trasladaron a Ataussee, una mina de sal austriaca, ya que las condiciones climáticas eran idóneas para
Mina de Altaussee (Austria)
su conservación.

Uno de los primeros hallazgos de los Monument men, siguiendo la lista de Rose Valland, se produjo en una mina cerca de Colonia donde se almacenaban cientos de obras de museos alemanes, además de cajas repletas de oro y plata, aunque ninguna de las obras expoliadas.

Para impedir el avance de las unidades militares aliadas, el 19 de marzo de 1945, Hitler dio la orden de destruir todo aquello que pudiera ser de alguna utilidad para los aliados, la orden se extendía también a las obras de arte.

El comandante al cargo de la mina de Altaussee, siguiendo las órdenes, mandó destruirla. Por miedo a perder su único medio de subsistencia, los mineros junto a uno de los restauradores alemanes, decidieron volar sólo la entrada de los túneles, quitando los explosivos que habían colocado los nazis, por lo que solo se sellaron las cámaras manteniendo los cuadros a salvo.
Soldados aliados en la mina de Altaussee

El 7 de mayo de 1945, un día antes de que la guerra acabara, los americanos llegaron a la mina, desconocían los planes de los alemanes sólo buscaban llegar antes que los rusos, que habían llegado ya a Dresde, donde encontraron una ciudad completamente destruida.

Pero a pesar de la destrucción los cuadros habían podido ser rescatados a tiempo, los rusos los encontraron también en una mina abandonada a las afueras de la ciudad, entre las obras había pinturas de Rembrandt y Rafael.

En Altaussee los aliados decidieron excavar un túnel para poder acceder a la mina donde encontraron la colección de Hitler, más de ocho mil obras, abandonadas pero intactas, entre ellas se encontraba el políptico de Gante.
Políptico de Gante


25 julio 2015

EL MUSEO DE HITLER I

El 12 de marzo de 1938 Austria se anexionaba a Alemania como una provincia del III Reich.

Hitler contemplando el proyecto para la ciudad de Linz
Hitler celebró este hecho en Linz, la ciudad austríaca en la que se crió,y en la que planeaba abrir un gran museo, un centro de arte europeo que eclipsaría al resto de colecciones de arte del mundo y que se convertiría en un testimonio de la grandeza del arte alemán.

Para tal finalidad se creó la Sonderauftrag Linz, Comisión Especial de Linz, compuesta por historiadores de arte y expertos en pintura. Al frente estaba Hans Posse, director de la galería de arte de Dresde, a quien se le dio poderes ilimitados y un generoso presupuesto

El museo de Linz era un proyecto personal de Hitler, él mismo se encargó de dibujar los primeros proyectos y planos, que implicaban reestructurar la ciudad en torno al museo, y creó listas de las obras que debía albergar.

Una de las primeras misiones de Posse fue convencer a Hitler de que debía darle carta blanca a la hora de elegir las obras, argumentando que estas debían elegirse únicamente por su calidad, ya que sólo así podrían representar la grandeza de Alemania. En el museo debía verse algo más que el pobre gusto de Hitler.

Posse elaboró una lista de obras, y se enviaron expertos, que se hacían pasar por inocentes investigadores, a museos y galerías de toda Europa. El resultado fue el informe Kümmel, un inventario de las obras que los nazis consideraban alemanas por derecho, pero que les habían sido arrebatadas desde la Edad Media.

En este contexto Francia decidió proteger sus obras, el museo del Louvre se
Embalaje de la Mona Lisa
preparó para la evacuación, las obras eran valoradas y preparadas para el transporte, detrás de cada una se colocaban pequeños círculos de colores, verde, amarillo y rojo, que marcaban la prioridad, la Mona Lisa tenía dos círculos rojos.

El primer transporte salió en agosto de 1939, apenas un mes antes de entrar en guerra, viajaban de noche para no ser descubiertos, escoltados por los conservadores que iban armados, los soldados estaban en el frente. El destino de las obras fueron monasterios, castillos y palacios al sur de Francia, donde creían que las obras estarían a salvo del frente, los bombardeos y los saqueos nazis.

Por el contrario, Bélgica fue sorprendida por el ataque alemán sin haber tomado ninguna precaución. Una de sus obras más importantes el políptico de Gante de Hubert y Jan Van Eyck, era a la vez una de las obras más deseadas por Alemania, algunas de sus tablas habían sido adquiridas por el rey Federico Guillermo III de Prusia, pero en 1919 tras la I Guerra Mundial Bélgica las reclamó como indemnización y les fueron devueltas.
Políptico de Gante
Para que no cayeran en manos nazis decidieron embalarlo y transportarlo al Vaticano junto a otras obras importantes, pero cuando Italia entró en la guerra tuvieron que cambiar los planes y el rumbo de los camiones. Las obras acabaron depositadas en un castillo del Loira, al sur de Francia.

En Holanda muchos marchantes y coleccionistas de arte judíos consiguieron dejar el país dejando sus obras de arte atrás, otros no reaccionaron con suficiente rapidez y fueron deportados a campos de concentración. Los alemanes confiscaron todas sus pertenencias.

Cuando Posse llegó a Holanda se dio cuenta de que Goering, segundo de Hitler, ya se había quedado con las mejores obras. Informó de ello a Hitler que emitió un decreto por el cual se reservaba el derecho de decidir que obras quería reservar para el museo de Linz, a partir de entonces Posse podía seleccionar las obras que quería libremente.

En 1940 los alemanes entraron en París, el Louvre había reabierto sus puertas
Museo del Louvre
con las pocas obras que quedaban. Los nazis se dedicaron a expoliar y expropiar todas las obras, tanto públicas como privadas que encontraban, usando el museo Jeu de Paume como almacén. La obras eran catalogadas y las que podían ser de interés para Hitler o Goering se trasladaban en tren hasta Alemania.

El museo Jeu de Paume sirvió como depósito para las obras expoliadas hasta 1944. La entrada de obras era constante y llegó un momento en que se quedaron sin espacio para almacenar más, debido a esto el 19 de julio de 1942, se tomó una decisión drástica, las obras modernas y de arte degenerado ocupaban demasiado espacio, por lo que se decidió venderlas en el mercado internacional, aquellas que no se pudieran vender
Hitler visitando una exposición sobre arte
degenerado
serían destruidas. El 27 de julio se quemaron obras de Picasso, Miró, Klee y Dalí.

En el frente ruso las cosas eran diferentes, los nazis consideraban el arte del este inferior por lo que no lo saquearon, simplemente lo destruyeron.

Poco a poco la colección del museo de Hitler en Linz tomaba forma. Posse creó un catálogo en el que se recogían las obras que iban a formar parte de este y se lo regaló a Hitler por su cumpleaños. Estaba compuesto por un total de 31 álbumes, con más de mil obras donde predominaba el arte del romanticismo alemán del siglo XIX con pintores como Defregger, Makart o Von Schwind, aunque también había obras de viejos maestros italianos y franceses, así como de la pintura flamenca del siglo XVII, destacando las obras de Frans Hals, Van Dyck, Vermeer, Rubens, Rembrandt y Leonardo da Vinci.

En julio de 1942 los nazis reclamaron el políptico de Gante, que se encontraba en la zona no ocupada y aunque en un principio el gobierno francés se negó a entregárselo, no tuvieron más remedio que acceder a las presiones alemanas y entregarlo.

A partir de 1943 los ataques aliados sobre ciudades alemanas aumentaron, para que las obras no sufrieran daños se dio la orden de trasladarlas a búnkers, sótanos o minas abandonadas.

17 julio 2015

EL DESCUBRIMIENTO DE LA TUMBA DE TUTANKAMON



Unos mil años antes de Cristo el joven faraón Tutankamón (Tut-anj-Amón) moría, su entierro se hizo apresuradamente y con la misma rapidez su nombre se borró de los monumentos que había mandado construir, pronto se perdió todo recuerdo de su reinado, desapareciendo de la historia durante tres mil años.

El interés por el antiguo Egipto resurgió con la campaña de Egipto (1798-1801), junto a las tropas de Napoleón viajó un equipo científico cuya finalidad era el estudio y la publicación de los aspectos naturales e históricos del país, realizando numerosos hallazgos arqueológicos, entre ellos la Piedra de Rosetta. Este interés continuó, aunque a mediados del siglo XIX las excavaciones se basaban más en la búsqueda de tesoros que en una finalidad científica.

A principios del siglo XX los arqueólogos creían que ya no quedaba nada importante por descubrir en el Valle de los Reyes, pero Howard Carter, un arqueólogo inglés sin estudios que había llegado a Egipto para documentar los descubrimientos como dibujante, estaba convencido de lo contrario, convenciendo también a Lord Carnarvon, un millonario lord inglés que financió sus expediciones.

H. Carter y lord Carnarvon en la
entrada de la tumba
En 1914, Lord Carnarvon compró la concesión para poder excavar en el Valle. Hasta ese momento había estado en manos de Theodore Davis, un multimillonario americano que había excavado hasta 30 tumbas, entre ellas una que aseguraba era la del faraón Tutankamón, vaciada por los ladrones de tumbas.

Carter no lo creía, estaba convencido de que la tumba de Tutankamon, del que apenas se conocía nada, aún estaba por descubrir y centró todos sus esfuerzos en ello.

Tutankamón fue coronado cuando apenas contaba 8 años. En Egipto eran tiempos difíciles, su padre Akenatón era considerado un hereje que había desafiado a los dioses implantando el monoteísmo en la figura del dios Atón, los templos estaban en ruinas y el imperio estaba amenazado. Los egipcios veían en él una nueva esperanza, fue llamado Tutankamón, en honor al dios Amón, el más grande de los dioses, intentando transmitir un mensaje muy claro, la religión y la cultura del antiguo Egipto serían restauradas.

Mientras fue menor de edad gobernó un consejo real, presidido por el asesor
Trono encontrado en la tumba,
representa al rey y su esposa
del rey Ay. Al cumplir la mayoría de edad, a los 18 años, reivindicó su derecho a reinar pero este nuevo poder no duró mucho ya que en su décimo año en el trono murió.

Ha habido varias especulaciones sobre su prematura muerte, asesinado por sus propios consejeros, debido un accidente de carro, aunque la última teoría basada en pruebas de ADN a su momia, apuntan a que padeció malaria y la enfermedad de Köhler, seguramente derivada de la consanguinidad (sus padres eran hermanos), lo que precipitó su muerte.

Durante seis años Carter excavó en el Valle de los Reyes con resultados negativos. En 1922, el año de su última campaña, decidió excavar bajo los cimientos de las cabañas de los obreros que habían construido la tumba de Ramsés VI, a apenas dos metros de la última excavación que realizó la expedición de Davis. El 4 de noviembre de ese mismo año Carter encontró la entrada de la tumba, prácticamente intacta. Todo apunta a que había sido saqueada en al menos dos ocasiones, los ladrones se habrían llevado pequeños objetos y habrían sido descubiertos, por lo que la entrada fue de nuevo tapiada.


Se trataba de una pequeña sepultura, debido a la prematura muerte del rey su tumba no estaba acabada y se debió buscar un nuevo emplazamiento. Seguramente debió ser enterrado en la tumba que su consejero Ay se había construido para si mismo.

Antecámara de la tumba
La pequeña tumba contenía todo lo que necesitaría para la vida eterna, camas, sillas, instrumentos musicales, amuletos mágicos, carros, cosméticos, comida y barcas para transportarlo en su largo viaje. El ataúd de Tutankamón fue introducido dentro de un sarcófago de piedra, en el centro de la cámara sepulcral, con escritos sagrados para proteger al rey en su viaje.

No fue enterrado con el esmero que se esperaría al tratarse de un rey, el ataúd era demasiado grande y se tuvo que serrar una parte para poder encajar la tapa, su momificación también fue apresurada y se cree que fue la causa de que su cuerpo se quemara.

Carter y su equipo realizaron un exhaustivo trabajo catalogando y fotografiando todas las obras, antes de sacarlas al exterior eran inspeccionadas por un restaurador que decidía si podían ser transportadas o no. Gracias a ello se consiguió conservar la práctica totalidad de los objetos que componían la tumba, aunque se sabe que tanto Carter como lord Carnarvon sustrajeron algunos pequeños objetos.


La ley egipcia permitía a los arqueólogos quedarse con gran parte de los objetos encontrados, tras el hallazgo de la tumba de Tutankamon la ley cambió, y todos los objetos hallados en Egipto debían permanecer en el país. Es por ello que los más de tres mil objetos que formaban parte de la tumba de Tutankamon se encuentran hoy en el Museo Egipcio de El Cairo.


Sello intacto de la tumba