25 diciembre 2015

REPRESENTACIÓN DE LA NATIVIDAD

La Natividad de Cristo es una de las representaciones iconográficas más antiguas y populares del arte cristiano.
Adoración de los pastores (1650), B. Murillo
Forma parte del Ciclo de la Natividad, en el que se recogen diversos momentos relacionados con el nacimiento de Cristo, desde la Anunciación de la Virgen hasta la Presentación de Jesús en el Templo.

Adoración de los Magos, Catacumba
de Priscila (s.III)
Las fuentes para su representación las encontramos en la Biblia, en el evangelio de San Lucas y en algunos de los evangelios apócrifos (protoevangelio de Santiago, Evangelio Pseudo Mateo), aunque su representación varió a lo largo de los siglos, ya fuese en relación a los cambios dentro de la liturgia cristiana o a las decisiones tomadas en los diferentes concilios.

Las primeras representaciones conocidas las encontramos en las decoraciones de las catacumbas romanas y en los relieves de algunos sarcófagos, en las que se quería dejar constancia de las profecías que anunciaban la llegada del Salvador. Una de las representaciones más antiguas es la Adoración de los Magos en la capilla griega de la catacumba de Priscila, del siglo III, en la que se representó a la Virgen con Jesús en su regazo ante la llegada de los Reyes Magos.

Ábside Sta. María Tahull (ca. 1123)
Aunque no fue hasta algo más tarde que se empezaron a representar iconografías más amplias, como en los mosaicos del arco triunfal de la basílica de Santa María Maggiore de Roma, de mediados del siglo V, realizados para conmemorar la afirmación del dogma de la maternidad divina de María (Theotokos) en el concilio de Éfeso (año 431).

En estas primeras representaciones, se mostraba a la Virgen de manera hierática, sentada frontalmente con Jesús en brazos y en ocasiones acompañada por otras figuras, un buey, una mula, varios pastores o los Reyes Magos.

Fragmento frontal altar de Avià (s. XII)
A lo largo de la edad Media se fue introduciendo un nuevo modelo iconográfico aparecido en el arte bizantino en el siglo VI. La Virgen aparecía acostada, haciendo alusión al parto, y Jesús a su lado, en un pesebre, se mantenían las figuras del buey, la mula, los pastores y los Reyes Magos, la figura de San José, representado normalmente en un segundo término y de menor tamaño, se representaba aislado, en una actitud pensativa, y aparecerían nuevas figuras como los ángeles, para remarcar la divinidad de Jesús.

Este modelo se mantuvo hasta el siglo XIV, en el que la representación de la natividad se transformó en una adoración. La Virgen dejó de representarse acostada para aparecer de rodillas ante Jesús, desnudo sobre un montón de paja en el suelo o sobre el manto de la Virgen, acompañados por San José, también en actitud orante, el buey y la mula. Esta mueva iconografía, procedente de Italia, se basaba en el relato que describía la visión de Santa Brígida de Suecia y se extendió en el arte europeo hasta el siglo XVI.

Natividad, (s. XV) Fra Angelico 
Durante el Renacimiento reaparecieron las figuras de los ángeles y los pastores, la Adoración de los pastores se había convertido en un tema iconográfico independiente dentro del Ciclo de la Natividad. En el Concilio de Trento (1545-1563) se fijaron los dogmas de la iglesia católica y se establecieron las bases iconográficas de las representaciones, en la Natividad se prohibieron las figuras de las parteras, el buey y el asno y el baño de Cristo que se consideraron innobles, apócrifos y teológicamente erróneos, ya que el nacimiento de Cristo se consideraba algo puro y sobrenatural.

En el siglo XVII se volvió a una iconografía más humana, en la que la Virgen volvía a representarse recostada.

A partir del siglo XVIII, las representaciones de la Natividad siguieron el mismo esquema iconográfico, adaptándose a los modelos artísticos de cada momento.

18 diciembre 2015

STREET STONE SERIES

En 2013 el fotógrafo francés Leo Caillard presentó al público su obra Street Stone Series, en la que daba una nueva imagen a las esculturas clásicas del Museo del Louvre.

El proyecto nació de una manera muy simple, mientras el artista paseaba entre las esculturas del Louvre se le ocurrió que sería muy divertido verlas vestidas.

A partir de esto empezó a realizar fotografías a las esculturas, pidió a amigos, con complexiones parecidas a las estatuas, que posasen en las mismas posiciones que estas pero vistiendo con ropa de moda y entregó el resultado a Alexis Persani, que unió digitalmente las dos series de fotografías para crear la ilusión óptica de que las esculturas clásicas visten a la última moda.

El propósito de este proyecto, según su autor, es llamar la atención del espectador hacia el matrimonio de dos mundos tan diferentes.




11 diciembre 2015

TUTANKAMÓN Y LA CAMARA SECRETA

Busto Nefertiti
En el 2006 el arqueólogo británico Nicholas Reeves sorprendió al mundo con la noticia de que había encontrado dos cámaras ocultas tras los muros de la tumba del faraón Tutankamón.

El hallazgo se produjo a partir de unas imágenes escaneadas en alta resolución de la tumba del faraón que Reeves estudió con detalle, descubriendo pequeñas marcas en las paredes norte y oeste, unas hendiduras que podrían corresponder a puertas selladas y que se sumarían a un estudio realizado por el Instituto Getty de Conservación en el que se hallaron diferencias en la decoración de la pared norte, las figuras se pintaron directamente sobre un fondo blanco, que posteriormente se rellenó de amarillo, mientras que el resto de paredes se pintaron de blanco, sobre este una capa de amarillo y por último las figuras, apoyando la idea de que la pared norte se realizó con posterioridad a las otras tres.
Tumba Tutankamon

No es la primera vez que ocurre un hallazgo como este, en el año 2000 se realizó un estudio con georradar en varias zonas del Valle de los Reyes, descubriéndose una anomalía cerca de la tumba de Tutankamón (llamada KV62- Kings Valley 62) que llevó al descubrimiento de un pozo de embalsamamiento, en el que se encontraron sarcófagos y material relacionado con la momificación, sales, vendas de lino, inscripciones y cerámicas.

Reeves tuvo que realizar toda esta investigación desde la distancia, ya que en 2002 fue expulsado de Egipto por Zahi Hawass, por aquel entonces todopoderoso secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, acusado de tráfico ilegal, la peor acusación que se le puede hacer a un arqueólogo, aunque la acusación no se pudo sostener por falta de pruebas. A pesar de esto Reeves no pudo regresar hasta 2010, tras la primavera árabe de Egipto en la que Hawass cayó ya que mantenían una larga relación de desencuentros y acusaciones.

Cámaras ocultas tumba Tutankamon
El nuevo ministro de Antigüedades egipcio, Mamdouh Al Damati, invitó al egiptólogo a regresar a Egipto coincidiendo con nuevos estudios sobre la tumba de Tutankamón. Hirokatsy Watanabe se encargó de escanear la tumba confirmando la existencia de puertas tapiadas disimuladas a través de las pinturas, que se unen a los resultados de las pruebas termográficas que detectaron corrientes de aire y puntos fríos, indicadores de un espacio vacío tras la pared.

Todas las pruebas apuntan a la existencia de las cámaras ocultas, aunque los resultados se han de analizar con más detenimiento y a partir de las conclusiones se estudiará un plan de trabajo, estando totalmente descartado tocar alguna de las paredes de la tumba de Tutankamón.
Pared oeste tumba Tutankamon
Según el jefe del departamento de Antigüedades de Luxor, Mustafa Waziri, se intentaría acceder desde el exterior o desde una de las cámaras laterales de la tumba, como la cámara del tesoro, cuyas paredes no están decoradas.
Pared norte tumba Tutankamón
La tumba del faraón Tutankamón ha despertado un gran interés desde su descubrimiento, no sólo por ser la única tumba intacta que se haya encontrado en el Valle de los Reyes sino también por sus peculiaridades, demasiado pequeña para un faraón y con una decoración que solía ser usada en las tumbas destinadas a las reinas. Según Reeves nos encontramos ante una tumba dentro de una tumba. El enterramiento de Tutankamón se habría realizado en la parte exterior de una sepultura que ya existía y que se habría adaptado para tal fin.

De aquí a que se abran las especulaciones sobre que se puede hallar en la cámara oculta. El sepulcro de Nefertiti, esposa del padre de Tutankamón, Kiya, segunda esposa de Akenatón y madre de Tutankamón, o Meritatón, hija de Akenaton y Nefertiti y esposa de su padre.


04 diciembre 2015

FELIPE IV DE RUBENS

Autorretrato, P.P. Rubens (1623)
En septiembre de 1628 Rubens llegaba a España, a petición del rey Felipe IV. Era la segunda vez que visitaba el país y permanecería hasta abril de 1629.

Esta visita no tuvo un cariz artístico sino diplomático. El rey había llamado a Rubens por sugerencia de la infanta Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Paises Bajos, para recavar información sobre las negociaciones para firmar un tratado de paz entre España y los Países Bajos.

A pesar de ello mientras estuvo en España Felipe IV, gran admirador del artista, (el museo del Prado alberga una de las mayores colecciones de Rubens procedentes de las colecciones reales) le encargó varias obras. Según Francisco Pacheco realizó cinco retratos del rey, entre ellos, un retrato ecuestre, el favorito del monarca, y del que se conserva una copia en la Galleria degli Uffizi en Florencia y un retrato al natural que debía servir de modelo de las numerosas copias que luego se realizaron en su taller para atender la demanda de nobles y embajadas que deseaban tener la efigie del monarca, y del que hoy se conservan copias en importantes museos como el Hermitage de San Petersburgo, el Carnegie Museum ofArt de Pittsburgh o en colecciones privadas como la de la Casa de Alba. Tres de las obras se perdieron en 1734 durante el incendio del Real Alcazar de Madrid.

Felipe IV, P.P. Rubens (1628)
Algunos historiadores creen que el retrato no se realizó en España, sino en el taller que el artista poseía en Amberes, ya que fue pintado sobre tabla, un método propio de la pintura flamenca y que se reservaba para los encargos más importantes, aunque en los años veinte se transfirió a un lienzo, para evitar la deformación propia de la madera.

El cuadro de 63,5 centímetros de alto por 49 de ancho, representa al joven monarca, con apenas 23 años y al frente de un imperio que empezaba a desmoronarse.

Se desconocía su paradero desde los años sesenta. Apareció catalogado entre las pertenencias del pintor tras su muerte en Amberes en 1640 y no se volvió a saber de el hasta principios del siglo XX, momento en el que reapareció en manos de August L. Mayer, quien lo había adquirido de una familia noble de Kent (Inglaterra). Mayer publicó en 1926 en el Burlington Magazine su hallazgo, despertando el interés de Joseph Duveen, uno de los marchantes de arte más influyentes del siglo XX, que lo adquirió y vendió a la familia Vanderbilt.

Felipe IV, P.P. Rubens (1628)
La última noticia que se tenía era que en los años sesenta fue adquirido por el magnate hotelero Otto Eitel, hasta que sus actuales propietarios, que permanecen en el anonimato, pidieron a la historiadora del arte, perito judicial y tasadora Mercè Ros que autentificara la obra de la que estaban seguros era el original de Rubens.

Ahora está a la venta, aunque el Gobierno puede ejercer su derecho de tanteo durante los próximos seis meses para que el lienzo no salga de España.