26 mayo 2017

PINTURA ROMANA

Villa de los Misterios, Pompeya
El origen de la pintura romana, al igual que la escultura y la arquitectura, lo encontramos en Etruria y Grecia.

Los romanos conquistaron y asimilaron estas culturas, pero no se limitaron a realizar simples copias sino que, a partir de los modelos etruscos y griegos, plasmaron su propia visión del arte.

Apenas nos quedan ejemplos de pintura romana ya que se realizaban en su mayoría sobre tabla. Los pintores, considerados artesanos, que trabajan sobre este medio poseían un mayor prestigio que los pintores murales.

Gracias a las fuentes literarias sabemos que la temática que predominaba en estas obras era la narrativa histórica, en ellas se representaban las grandes batallas y victorias romanas.

Primer estilo, Villa Arianna, Stabia
Hacia el siglo II, estas representaciones, empezaron a usarse como propaganda política y a exhibirse en el foro. Posteriormente se incluyeron en los desfiles triunfales de los generales victoriosos.

Los restos de pintura romana que nos han llegado son murales decorados con frescos. Los primeros ejemplos los encontramos en el sur de Italia y proceden de la decoración de tumbas, con un marcado estilo helenístico.

Debido a la erupción del Vesubio, en el año 79 d.C., las ciudades de Pompeya y Herculano quedaron sepultadas bajo toneladas de cenizas, lo que permitió conservar los edificios y las decoraciones murales.

A partir de estos restos y a algunos ejemplos de pinturas encontradas en el subsuelo de Roma, como en la Domus Aurea de Nerón, se pudo determinar una serie de características afines que se extrapolaron para definir la pintura romana en general.

Segundo estilo, Villa P. Fanio
Sinistor,
Boscoreale
En las casas romanas apenas había muebles ni ventanas que dieran al exterior, ya que se orientaban hacia el patio interior, el atrium, por lo que la decoración de las paredes permitía una mayor ornamentación, a la vez que se remarcaba el lujo y se suavizaba la sensación de encerramiento.

El análisis estilístico de estas pinturas murales permitió establecer en 1882, por August Mau, una clasificación basada en cuatro estilos, que se ha mantenido hasta hoy.

El primer estilo o de incrustaciones, se extiend aproximadamente desde el 200 hasta el 80 a.C., estaba realizado con estucos que imitaban incrustaciones o revestimientos de mármoles con colores llamativos siguiendo la decoración de los edificios helenísticos

El muro se dividía en tres bandas horizontales, el zócalo pintado a imitación del granito, una zona media imitando el mármol y una superior, a modo de cornisa, realizada en estuco.

Tercer estilo, Casa Vetii, Pompeya
El segundo estilo o arquitectónico, era una evolución del anterior y se desarrolló durante la primera mitad del siglo I a.C., coincidiendo con la época de esplendor de César y Augusto.

Es un estilo plenamente romano en el que se buscaba dar a las habitaciones una sensación de mayor amplitud. Las paredes se revestían de elementos arquitectónicos, que gracias a la perspectiva producía la ilusión de profundidad.

El tercer estilo u ornamental se dio durante la segunda mitad del siglo I a.C. y se caracterizó por la creación de estructuras arquitectónicas irreales.

Los elementos arquitectónicos y ornamentales se aligeraron hasta convertirse en un marco para pequeñas escenas mitológicas, de naturaleza o solitarias y delicadas figuras humanas.

El cuarto estilo o ilusionista, al que muchos historiadores consideran innecesario debido a su similitud con el anterior, se desarrolló desde mediados del siglo I hasta el año 79 d.C.

Cuarto estilo, Villa Vetii,
Pompeya
Mantiene el esquema decorativo del estilo anterior con pequeñas variaciones, la figura central se agranda y aumenta la decoración, con cortinajes y telones.

Después del 79 d.C. apenas tenemos restos pictóricos que nos permitan establecer una evolución estilística.

A principios del siglo II d.C. aparecen pinturas, que recuerdan al cuarto estilo, en las que predomina la masa pictórica por encima del dibujo, y posteriormente, una reiteración de los estilos pompeyanos.

También en el siglo II, destacan los retratos de El Fayum, retratos funerarios en tela o madera realizados con la técnica de la encáustica.

19 mayo 2017

ESTEBAN LISA: EL GABINETE ABSTRACTO

Composición (ca. 1940) E. Lisa
El próximo día veinte concluye en el museu Fundación Juan March de Palma la muestra Esteban Lisa: el gabinete abstracto, la primera de una serie de exposiciones, diseñadas por la Fundación, para presentar el universo artístico de algunos de los representantes del arte latinoamericano del siglo XX.

En esta primera muestra se presenta una pequeña selección, 37 obras realizadas entre 1930 y 1968, realizadas por el artista argentino, nacido en España, Esteban Lisa (1895-1083) y entre las que se incluyen obras de papel y cartón de pequeño formato y documentación diversa, procedentes en su mayor parte de colecciones particulares.

Considerado uno de los pioneros de la abstracción, no sólo en Sudamérica sino también en España, Lisa fue además de un artista relevante, un teólogo y un pedagogo comprometido. Creó y publicó una teoría de la cosmovisión, que difundió en cursos y conferencias y dio clases particulares en su casa y en una escuela nocturna para adultos de pintura y dibujo, hasta que, tras jubilarse como empleado de correos, fundó la Escuela de Arte Moderno Las Cuatro Dimensiones.

Se preocupó más por la formación de sus alumnos que por la proyección de su propia creación artística, que guardó y nunca quiso ni exponer ni vender en vida.

Composición (ca.1935) E. Lisa
Aunque a partir de los años 80 su figura y su obra pasaron del anonimato absoluto a una póstuma exposición pública con la celebración de muestras individuales y colectivas en las que se ha explorado el fenómeno de las vanguardias y las corrientes abstractas latinoamericanas.

Pintó principalmente óleos sobre papel y cartón, muchos de ellos a doble cara, usando reiteradamente un soporte modesto, típico del artista escaso de recursos económicos. Desde los pequeños paisajes y algunos bodegones figurativos de sus inicios, exploró la representación mediante composiciones geométricas y evolucionó desde unas primeras abstracciones derivadas del cubismo hasta el lirismo expresionista de sus últimas composiciones.

Las obras para esta muestra fueron seleccionadas con un criterio cronológico basado en la trayectoria de un artista que,  en su decidida búsqueda de la abstracción, puede ser considerado con justicia un solitario, pero al mismo tiempo también uno de los pioneros de esa tendencia en Latinoamérica junto a Joaquín Torres-García, Emilio Pettoruti o Juan del Prete.

12 mayo 2017

VENUS DE WILLENDORF

Venus de Willendorf
Las pequeñas figuras denominadas venus, propias del período paleolítico, son la categoría principal de las representaciones humanas en el arte mueble. Se trata de pequeñas esculturas que representan mujeres desnudas o casi desnudas, de formas macizas, con los atributos femeninos muy marcados y con una intencionada disminución de la cabeza y las extremidades.

La mayoría de estas estatuas fueron realizadas en marfil, hueso, asta o piedra y están datadas entre los años 40.000 y 20.000 A.C.

Fueron llamadas venus debido a la creencia que hacían referencia a un canon de belleza prehistórico. Hoy en día esta teoría ha sido rechazada y se cree que reflejaban el culto a la fecundidad de la mujer, que en las creencias prehistóricas se asociaba a la fertilidad de la tierra, diosas madre, aunque algunos historiadores también niegan esta teoría debido a la falta de pruebas que la sustenten.
Venus de Willendorf
Son figuras de pequeño tamaño, entre los 4 y 25 centímetros, de bulto redondo y fáciles de transportar, por lo que se cree que pudieron servir como amuletos, aunque no formaban parte de ningún culto cerrado, ya que se han encontrado en lugares públicos, como cabañas o cuevas que servían de habitaciones comunes.

Una de las representaciones más conocida es la llamada Venus de Willendorf, hallada en 1908 en un yacimiento paleolítico cerca de Willendorf (Austria), por el arqueólogo Josef Szombathy y expuesta en el museo de Historia Natural de Viena.

Datada entre el 20.000 y el 22.000 A.C. pertenecería al período Auriñaciense del paleolítico superior.

Venus Lespugue
La figurilla, de unos 11 centímetros de alto por 5 de ancho, está tallada sobre piedra caliza y antiguamente estaba cubierta por una capa de ocre rojo, que desapareció con las tareas de limpieza al ser descubierta.

Al igual que la mayoría de las venus encontradas en Europa tiene resaltados de manera prominente los atributos sexuales, unos brazos muy delgados, que descansan sobre sus pechos y carece de pies. No tiene el rostro tallado y en su lugar se representa lo que parece un peinado trenzado o un sombrero de junco.

Debido a la falta de los pies es imposible que la venus se pudiera mantener de pie lo que ha llevado a pensar que pudiera tratarse de un colgante o un amuleto que los pueblos nómadas trasladasen con ellos en sus constantes movimientos.

05 mayo 2017

ARTE MUDÉJAR

Fachada palacio rey don Pedro, Alcázar de
Sevilla (S. XIV)



Nacido en un momento convulso, durante la reconquista del territorio peninsular por parte de los reinos cristianos, el arte mudéjar adquirió una gran importancia.

Este éxito se fraguó a partir de diversos factores, en los que la recuperación de territorio en manos musulmanas fue el eje central, aunque también ayudó el momento de crisis y recesión económica que padecía Castilla y que permitió la entrada de trabajadores musulmanes, mano de obra más barata, así como la fascinación de los cristianos por el arte del Islam.

Con el término mudéjar, del árabe mudajalat, el que no emigra, se definió a la población musulmana vencida en territorio cristiano, y posteriormente se utilizó para definir el arte realizado en territorio cristiano con elementos del arte islámico.

Torre de El Salvador, Teruel
(S. XIV)
Este arte perduró durante siglos en la península Ibérica, iniciándose en la reconquista y extendiéndose hasta el siglo XVII, con la expulsión de los moriscos, musulmanes convertidos, por Felipe III.

Es un arte en el que se combinaron los estilos cristianos, especialmente románico y gótico, con motivos ornamentales y materiales empleados en Al-Ándalus.

No se puede hablar de un estilo artístico unitario ya que tomó elementos propios de cada región creándose diferentes focos, siendo los más destacados Castilla León, Toledo, Aragón, momento de mayor esplendor del arte mudéjar, y Andalucía.

Aunque una de las características propias del arte mudéjar en general fue el uso de materiales baratos, tomado del arte musulmán.

Destacó el uso del ladrillo, básico para la construcción de muros y pilares, que se recubrió con abundante decoración para disimular su pobreza, la madera, para las cubiertas, siguiendo el modelo de los artesonados o alfarjes musulmanes decorados con lacerías y el yeso, un material procedente de oriente e introducido en la península por los musulmanes, que fue utilizado sobretodo para la decoración de los muros y las fachadas de los edificios.

Interior Sinagoga del Tránsito, Toledo (S. XIV)
Arquitectónicamente los alarifes siguieron tipologías de origen cristiano, tanto en planta como en alzado, mientras que los elementos constructivos fueron en su mayoría de origen musulmán. Se prefirió el uso del pilar a la columna, los arcos de herradura, apuntado o polilobulados y una decoración que cubría todas las superficies, basada en arcos ciegos, arquerías dobladas, ladrillos esquinados y otras decoraciones geométricas.

Utilizando el arte mudéjar encontramos construcciones religiosas, iglesias y sinagogas en la zona de Toledo, y civiles, como el Alcázar de Sevilla.

Tras la conquista de Granada, en el siglo XV, el estilo mudéjar entró en decadencia aunque siguió utilizándose, extendiéndose a Canarias y América. En el siglo XIX con la aparición de las corrientes historicistas apareció el neomudéjar.