25 agosto 2017

CURIOSIDADES SOBRE JOAN MIRÓ

Joan Miró estudió comercio, a instancias de su padre, consiguiendo así el permiso para acudir a clases nocturnas de pintura en la escuela de La Lonja, algo que su padre consideraba un simple pasatiempo.

Tras acabar sus estudios, a los diecisiete años, empezó a trabajar en una droguería, droguería Dalmau i Oliveres, en la que permaneció dos años.

A los diecinueve años se retiró, por razones de salud, a una masía que su familia poseía en Montroig, Tarragona, donde decidió que se dedicaría exclusivamente a la pintura.

En 1918 realizó su primera exposición individual en las Galerías Dalmau de Barcelona, donde presentó sesenta y cuatro obras, de las que no vendió ninguna.

La Masia (1922) J. Miró
Entre 1921 y 1922 realizó La Masía, una obra inspirada en la propiedad de su familia en Montroig. Tras varios años pasando por diferentes marchantes fue adquirida, en 1925, por el escritor Ernest Hemingway por cinco mil francos, su viuda Mary Hemingway, la donó a la National Gallery of Art de Washington.

Durante su estancia en París entró en contacto con el surrealismo, siendo considerado por André Breton, fundador del movimiento, el más surrealista de todos.

La obras que realizó en este período provienen de las alucinaciones que le producía el hambre, ya que fue un período de dificultades económicas.

En 1926 colaboró con Max Ernst en el diseño del vestuario y la escenografía del ballet Romeo y Julieta, de Sergei Diaghilev, director de los Ballets Rusos. Bretón los acusó de mercantilizar su obra y trató de boicotear el estreno lanzando panfletos llenos de protestas.

Personatge (1970), J. Miró
A partir de 1930 empezó su distanciamiento con el surrealismo y la introducción de collages y esculturas entre sus trabajos.

En 1937 realizó para el pabellón de la República Española de la exposición internacional de París El Segador, un mural de cinco metros y medio por tres, que desapareció tras finalizar la exposición y desmontarse el pabellón.

Otra de sus obras, un enorme tapiz realizado en 1974, que colgaba en el lobby de una de las torres gemelas de Nueva York fue destruido durante los atentados del 11 de septiembre de 2001.

A partir de 1944 empezó a colaborar con su amigo de la adolescencia, Josep Llorens i Artigues, en la creación de cerámicas. En 1958 realizó dos murales cerámicos para la sede de la Unesco en París.

En 1975 abrió al público en Barcelona la Fundación Joan Miró, creada por el propio artista, en un edificio proyectado por Josep Lluís Sert.

Mural en Wihelm-Hack-Museum (1971), J. Miró
Joan Miró y su mujer, Pilar Juncosa, crearon en 1981 la Fundación Pilar i Joan Miró en Palma, abriendo al público su taller, realizado por Josep Lluís Sert en 1956, junto a un nuevo edificio, realizado en 1987 por Rafael Moneo, en el que se exhiben obras del artista.

18 agosto 2017

LA MONA LISA DEL PRADO

Mona Lisa (1503), taller de L. da Vinci
En 2010 el museo del Prado recibió una petición de préstamo por parte del museo del Louvre para la exposición temporal, que se inauguraría a finales de marzo de 2012, Lúltime chef-d'œuvre de Léonard de Vinci, la Sainte Anne, sobre una de sus obras consideradas menores, una copia anónima datada en el primer tercio del siglo XVI, de La Gioconda de Leonardo da Vinci.

Esta obra formaba parte del museo del Prado desde su inauguración en 1819, procedente de las antiguas Colecciones Reales, y a pesar de ser una simple copia del original conservado en el Louvre, estuvo expuesta en las salas del museo, junto a grandes obras del Renacimiento italiano como Rafael o Fra Angélico.

Mona Lisa del Prado antes
de la restauración
La primera constancia documental de esta pintura que se conserva, se encuentra en el inventario del Real Alcázar de Madrid de 1666, que la situaría en la denominada galería de retratos, dentro de la galería del mediodía, aunque seguramente la obra ya se encontraba en España desde las primeras décadas del siglo XVII.

Sobre su llegada a España y procedencia sólo se puede especular. Una de las hipótesis que los historiadores barajan hace referencia a un regalo de Diego Mesía, gobernador de Milán, a la corte española, aunque la hipótesis más plausible es la que señala al círculo artístico del rey Felipe II, formado por destacados artistas italianos, en especial el escultor Pompeo Leoni quien había adquirido de los descendientes de Melzi, discípulo y heredero universal de Leonardo, los Códices Madrid I y II, que actualmente se encuentran en la Biblioteca Nacional de España.

La pintura se consideraba una de las mejores copias del original de Leonardo, a pesar de las claras diferencias, como era el fondo negro.

Mona Lisa del Prado tras
la restauración
El museo del Prado, tras la petición de préstamo, decidió realizar un detallado estudio para determinar como se pintó y cual era su estado de conservación. El estudio técnico realizado fue el habitual e incluyó reflectografía infrarroja, radiografía, fluorescencia inducida con luz ultravioleta y examen con lupa binocular.

Los estudios permitieron saber que la obra estaba pintada sobre una tabla, con unas dimensiones muy parecidas a la de Leonardo Da Vinci (76x57cm la del Prado, 77x53cm la original), de madera de nogal en lugar de roble como se creía, un soporte normalmente utilizado para obras de pequeño tamaño por Leonardo y su taller, como en La Dama del Armiño o La Belle ferronière

Otra de las características que desveló el estudio fue la preparación de la tabla, en lugar de la tradicional capa de yeso, la tabla se preparó con una doble capa de blanco de plomo, una más interna anaranjada y una externa blanquecina, algo propio también de Leonardo y su taller.

Aunque el hallazgo más importante fue el descubrimiento de un paisaje bajo el fondo oscuro. Análisis posteriores permitieron detectar que este fondo había sido añadido más de dos siglos después de finalizar la pintura, sobre una capa de barniz que protegía el original, por lo que se decidió quitarlo.

Similitudes entre la Mona Lisa del Louvre
y del Prado
Las causas por las que se ocultó el paisaje apuntan a un motivo estético, ya sea para adecuarla a una galería de retratos, con fondos oscuros propios de los retratos del barroco, o debido a que el paisaje estaba inacabado en algunas zonas y alguien decidió ocultarlo.

El paisaje que apareció concordaba con el cromatismo y las formas del original, aunque no era el mismo, en la copia del Prado aparecieron representadas formaciones rocosas de un dibujo autógrafo de Leonardo, Masa rocosa, datado entre 1510 y 1515 y conservado en el castillo de Windsor, en lugar de la ciudad de Bobbio, Italia.

También se descubrió que desde el dibujo preparatorio y hasta casi los últimos momentos de ejecución, se repetía el proceso creativo del original, es decir, mientras Leonardo pintaba el original, el autor de la obra del Prado lo copiaba. La prueba más evidente de que las dos obras fueron realizadas al mismo tiempo es que cada una de las correcciones del dibujo original se repite en la versión del Prado, incluso las dimensiones de ambas figuras son idénticas y fueron quizá calcadas partiendo del mismo cartón.
Leonardo pintando La Gioconda (1865) C. Maccari
Aunque entre las dos obras se aprecian varias diferencias importantes, el autor de la copia presenta una pincelada más lineal y precisa, sin sfumato lo que permite un dibujo más nítido y minucioso, que deja ver detalles como las cejas o la juventud de la retratada.

La autoría de la obra recaería en uno de los discípulos que trabajaban en el taller de Leonardo. De entre todos se ha apuntado a Andrea Salai, según el propio Leonardo su discípulo más díscolo, y de quien apenas se conocen obras propias, aunque en el inventario de bienes realizado tras su muerte, en 1524, se encontraba una copia de La Gioconda, o Francesco Melzi, heredero y discípulo preferido de Leonardo, aunque, si como parece la obra del Prado se realizó a la par que la del museo del Louvre, es decir, a partir de 1503, Melzi sólo tendría diez o doce años, demasiado joven para un encargo como este.
Mona Lisa del Louvre (dcha) y Mona Lisa del Prado (izq)
Por su parte algunos historiadores italianos han apuntado hacia la autoría de un discípulo español, como Fernando Yáñez de la Almedina o Hernando de los Llanos, ya que uno de ellos, no se sabe con seguridad quien ya que en los documentos solo aparece como Ferrando Spagnuolo, dipintore, ayudó a Leonardo en la realización del fresco La Batalla de Anghiari en el Palazzo Vecchio de Florencia, entre 1503 y 1506.

También se desconoce el por qué Leonardo realizó dos versiones de la misma obra, algo normal cuando se trataba de retratos oficiales, pero inusual para la esposa de un comerciante. Se ha especulado que podría ser un trabajo de aprendizaje, pero los materiales usados fueron los mismos que utilizó Leonardo, y por lo tanto demasiado caros para el trabajo de un aprendiz, también se ha hablado que fuera una copia ordenada por Giuliano de Medici, enamorado de Lisa Gherardini, o fuera el propio Leonardo el enamorado de Lisa y por lo tanto quisiera quedarse una copia.

La única verdad que se conoce es que Leonardo mantuvo el retrato original de La Gioconda toda su vida.

11 agosto 2017

CERITH WYN EVANS, FORMS IN SPACE... BY LIGHT (IN TIME)

Tate
Desde el pasado 28 de marzo y hasta el próximo 20 de agosto se puede visitar en la Tate Britain de Londres la instalación creada por el artista galés Cerith Wyn Evans Forms in Space... by Light (in Time) para la Tate Britain Commission.

Cada año la Tate Britain invita a un artista británico a realizar y exponer un nuevo proyecto en el espacio de la Duveen Gallery, el primer espacio público en Inglaterra diseñado específicamente para la exposición de esculturas.

Tate
Este año el elegido ha sido Cerith Wyn Evans, un artista que empezó su carrera en la década de 1980 dentro del mundo del cine experimental y que poco a poco fue trasladándose a la escultura, con obras en las que mantiene una fuerte influencia del cine y la literatura.

La instalación realizada para la Tate se compone por más de dos kilómetros de luces de neón blancas, suspendidas del techo mediante una intrincada estructura de curvas, círculos y líneas rectas, que pueden ser interpretadas como un mapa celestial en el que se refleja como nos posicionamos en el mundo y como nos comunicamos.

Está estructurada en tres partes, se inicia con un simple anillo de neón para pasar a tres discos que recuerdan los diagramas utilizados por los oculistas para graduar la vista, aludiendo a los testigos oculistas a los que Duchamp hizo referencia en su obra El Gran Vidrio, finalizando con un complejo laberinto de líneas, pliegues y curvas de neones.
Tate
Para su realización el artista galés se inspiró en las coreografías y los movimientos del teatro japonés Noh (teatro musical) y en El Gran Vidrio de Duchamp, del que la Tate expone una copia autorizada por Duchamp.


04 agosto 2017

EL FALSIFICADOR DE VERMEERS

Cristo con la adúltera recuperado
El 7 de mayo de 1945 un grupo de especialistas en arte, integrados en las filas del ejército americano y conocidos como los Monuments men, encontraron en las minas de sal de Altaussee, cerca de Salzburgo, Austria, más de ocho mil obras de arte que el nazismo había robado durante la guerra.

Entre las obras que se recuperaron se hallaba un Vermeer, Cristo con la adúltera, que había sido propiedad del mariscal nazi Hermann Göring.

A partir de los documentos que acompañaban a la pintura y a una compleja investigación, se descubrió que Göring había comprado la obra en 1943, a través de un oficial de la Gestapo y por 1,6 millones de florines, a Hans Van Meegeren, un pintor holandés.

Han Van Meegeren durante
el juicio
En Holanda se consideraba alta traición colaborar con el enemigo, por lo que el 29 de mayo de 1945 Van Meegeren fue arrestado, acusado de saquear y vender obras pertenecientes al patrimonio artístico holandés al enemigo, un delito castigado con la pena de muerte.

Ante esta situación, y tras pasar tres días encarcelado, Meegeren confesó ser el autor de la obra, además de otras obras de Veermer expuestas en los principales museos de Holanda y de otras atribuidas al también pintor holandés Pieter Hooch.

Henricus Antonius Van Meegeren había nacido en Holanda en 1889, por presiones paternas empezó a estudiar arquitectura aunque pronto lo abandonó para dedicarse a su verdadera pasión, la pintura.

En 1914 superó los exámenes de la Real Academia de Artes de la Haya y empezó a trabajar como profesor de dibujo e historia del arte al tiempo que pintaba.
Malle Babbe (1633-35) F. Haals y a la izquierda
una falsificación de Van Meegeren
En un principio su arte fue apreciado, entró a formar parte de la Haagse Kunstkring, una exclusiva sociedad de pintores y escritores, vendía bien sus obras y en verano se trasladaba a la Costa Azul, donde retrataba a turistas ingleses y americanos, ganándose la fama de ser un gran retratista.

Su estilo se fue acercando cada vez más al de la pintura holandesa del siglo XVII, conocido como la Edad de Oro neerlandesa, lo que le valió una gran cantidad de críticas por su falta de originalidad. Ante estas críticas Meegeren reaccionó empezando a falsificar obras de Vermeer, Frans Hals o Pieter de Hooch, con ellas quería demostrar que no sólo era capaz de imitar el estilo de los grandes maestros del siglo XVII holandeses sino también rivalizar con ellos.

Los discípulos de Emaús (1937) H. Van
Meegeren como J. Veermer
En 1937 realizó la que sería una de sus falsificaciones más perfectas, Los discípulos de Emaús. Para realizarla usó como modelo La cena de Emaús de Caravaggio, pintó con pinceles de pelo de tejón, similares a los que usaba Vermeer, mezcló sus pinturas, usando antiguas fórmulas, con lapislázuli o añil y utilizó lienzos de obras del siglo XVII.

La pintura fue autentificada por el Dr. Abraham Bredius, un experto veermeriano, y adquirida por la Rembrandt Society por 520.000 florines que la donó al Museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam, donde se expuso de manera destacada, en una exhibición especial en 1938, junto a otras 450 obras maestras holandesas.

Meegeren siguió falsificando y ganando una gran cantidad de dinero que gastaba en una vida llena de lujos y vicios, hasta su detención y confesión en 1945.

Van Meegeren pintando Jesús entre
los doctores
En un principio los jueces pensaron que no era más que un burdo intento por eludir la condena, pero su abogado consiguió el permiso para que pudiera demostrar su inocencia pintando una nueva falsificación.

Entre julio y diciembre de 1945 y ante seis testigos, un fotógrafo, un experto en arte, tres oficiales de justicia y su carcelero, pintó su última obra, Jesús entre los doctores, imitando a la perfección el estilo de Vermeer.

Al mismo tiempo, un grupo de expertos examinó las obras que Meegeren señaló como propias y llegaron a la conclusión de que todas eran falsificaciones, causando una gran conmoción en el mundo del arte y en los bolsillos de los compradores que vieron como el precio de sus pinturas se devaluó.
H. Van Meegeren
La fiscalía cambió los cargos de alta traición por colaborar con el enemigo por los de falsificación y fraude, siendo condenado a un año de cárcel y la confiscación de sus bienes.

Van Meegeren murió dos semanas después de hacerse pública la sentencia, el 30 de diciembre de 1947, siendo enterrado en un funeral multitudinario.