29 septiembre 2017

ANDRÉ LE NÔTRE, EL JARDINERO DEL REY SOL

Palacio de Versalles (1676) P. Patel
El 17 de agosto de 1661 Nicolás Fouquet, superintendente de finanzas del rey Luis XIV de Francia y protegido del cardenal Mazarino, celebró una fiesta en los majestuosos jardines de su recién estrenado palacio de Vaux-le-Vicomte, a las afueras de París.

Fouquet había contratado los servicios de los mejores artistas de la época para la construcción de su palacio, el arquitecto Louis Le Vau y el pintor de interiores Charles Le Brun, y encargó los trabajos de proyección y construcción de los jardines a André Le Nôtre.

Le Nôtre era un jardinero nacido y criado en los jardines de las Tullerías, donde su padre y abuelo trabajaban, aunque durante su adolescencia su vocación se había decantado hacia la pintura, entrando como aprendiz de Simon Vouet, pintor del rey Luís XIII, de quien aprendió óptica y perspectiva. También estudió arquitectura y matemáticas, materias que en el futuro le serían de gran ayuda para el diseño de sus jardines.

Jardines de Vaux-le-Vicomte
En 1635, con 22 años, fue nombrado primer jardinero del duque de Orleans, hermano de Luis XIII, y dos años después sucedió a su padre como inspector de jardines en las Tullerías.

A partir de 1657 trabajó conjuntamente con Le Brun y Le Vau en el diseño de los jardines de Vaux-le-Vicomte, donde trazaron un conjunto simétrico de piscinas, parterres y paseos de grava que se convertirían en el origen de lo que hoy se conoce como jardín francés.

A la fiesta ofrecida por Fouquet asistieron 1000 invitados, entre ellos el propio rey de Francia y su corte. Se sirvió una cena, compuesta por ocho platos, elaborada por François Vatel, el entretenimiento incluyó una obra, Fâcheux, creada expresamente para la ocasión por Molière con coreografía de Lully, y un suntuoso juego de agua y fuegos artificiales que los invitados pudieron disfrutar en los jardines.

Jardines de Versalles
Tres semanas después de la fiesta Fouquet fue arrestado por el capitán de la guardia del rey d'Artagnan, acusado de malversación de fondos y condenado a cadena perpetua.

Se confiscaron sus bienes y el rey, Luis XIV, se hizo con los servicios de los artistas que habían hecho posible Vaux-le-Vicomte para trabajar en el futuro Versalles.

En aquel momento, 1668, Versalles no era más que un pequeño palacete de caza construido por Luis XIII en una zona pantanosa, sin árboles ni agua. El trabajo de Le Nôtre consistió en crear un palacio digno del rey Sol.

Los trabajos más importantes fueron el saneamiento de los campos y la conducción de agua para el riego y las fuentes, un arduo trabajo que le costó la vida a cientos de trabajadores debido a la malaria.

Representación del Grand Canal de Versalles
En los jardines de Versalles, Le Nôtre, recreó los trabajos que había realizado para Vaux-le-Vicomte pero a una mayor escala, bajo la supervisión directa del propio rey, que estaba interesado en conocer y autorizar todos los detalles.

El diseño se basó en la geometría formal y los ejes de simetría, con largos paseos salpicados de piscinas, como grandes espejos de agua, canales, destacando el Grand Canal de 1500 metros de longitud y 62 de ancho en el que navegaban góndolas ofrecidas por el gobierno de Venecia o yates, regalo de Carlos II de Inglaterra, parterres y, a petición de Luis XIV, un gran número de fuentes que ofrecían espectaculares juegos de agua.

El rey se sentía tan orgulloso de los jardines de Versalles que escribió unas instrucciones en las que describía la manera correcta en la que estos debían ser recorridos.

Escudo de armas
Le Nôtre, se mantuvo al servicio de Luis XIV durante más de treinta años, aunque durante este tiempo también trabajó en otros proyectos, como la remodelación de los jardines de Fontainebleau, del castillo de Chantilly o del palacio de Marly.

En 1675 el rey le concedió un título de nobleza en cuyo escudo de armas, Le Nôtre, decidió que aparecieran tres caracoles, una col y una pala, las señas identificativas de su oficio.

22 septiembre 2017

LA VERDAD SOBRE LOS BIG EYE

A finales de los años 50 empezaron a aparecer unas pinturas en las que se representaban niños, mujeres y animales con unos enormes ojos llenos de tristeza, que con el tiempo se conocerían como big eye.

Estos cuadros alcanzaron en los años 60 gran popularidad, todo el mundo quería uno, incluso se realizaban copias que la clase media americana compraba en masa, aunque los críticos de arte los denostaban, ya que los consideraban demasiado kitsch.

Su autor, Walter Keane, había dejado su trabajo como agente inmobiliario en San Francisco para dedicarse por completo a la pintura. Keane, era un hombre extrovertido y muy dado a la autopromoción, en una entrevista con la revista Life proclamó que ni Rembrandt, ni El Greco, ni Miguel Ángel pintaban los ojos mejor que él.

Para realizar sus famosos retratos se había inspirado en los niños que había conocido a finales de los años 40 en Berlín, mientras estudiaba arte.

Retrato de Joan Crawford
Entre sus clientes destacaban actores como Joan Crawford, que posó junto a su retrato para la portada de su autobiobrafía, Natalie Wood o Jerry Lewis.

Keane vivió de su fama y el dinero que había ganado con la venta de los cuadros hasta que, en 1970, su ex mujer, Margaret Keane, confesó ser la autora de las obras en una entrevista radiofónica, retándolo a un duelo artístico en la Union Square de San Francisco.

Su respuesta fue una demanda judicial, que el juez desestimó por falta de pruebas, y un largo viaje, doce años, por Europa.

Margaret Keane, la mujer que aseguraba ser la autora de las obras, se había casado con Walter en 1955, mujer insegura e introvertida se refugiaba en la pintura, realizando los retratos de grandes ojos que su marido vendía.

No conoció la verdad, que su marido se hacía pasar por autor de sus obras, que firmaba tan sólo con el apellido Keane, hasta que una noche lo acompañó a The Hungry I, un club de San Francisco donde se exponían y vendían sus cuadros y alguien le preguntó si ella también pintaba como su marido.

Margaret y Walter Keane
Humillada y enfadada por el engaño, le pidió que contara la verdad, pero Walter consiguió convencerla que era mejor seguir con el engaño, necesitaban el dinero, si el público conocía la verdad podrían demandarlos...

Margaret pintaba durante dieciséis horas al día encerrada en una habitación de su casa, a escondidas, mientras su marido, que la controlaba constantemente, vivía la vida de un artista consagrado.

Tras diez años de matrimonio se divorciaron, Margaret se mudó a Hawaii y en 1970 decidió que ya era hora de que todo el mundo conociese la verdad sobre los big eye.

No fue hasta mediados de los años 80 que Walter Keane reapareció con una entrevista para el diario USA Today, en la que recriminaba a su ex mujer el haber intentado adjudicarse la autoría de sus obras debido a que pensaba que había fallecido.

Ante estas acusaciones Margaret presentó una demanda por difamación que esta vez si fue admitida. Durante el juicio, se decidió que pintaran una de sus famosas obras ante el jurado, Margaret la realizó en apenas una hora, Walter, que había aparecido con todos los utensilios necesarios para pintar, argumentó problemas en su hombro y dejó el lienzo en blanco.

Walter fue condenado a pagar cuatro millones de dolares por daños emocionales y menoscabo a la reputación de su mujer, un dinero que nunca recibió ya que había dilapidado toda la fortuna que había conseguido con la venta de los cuadros, pero a Margaret no le importó, sólo quería que el mundo conociera su verdad.

15 septiembre 2017

EL PANTEÓN DE AGRIPA

De todos los monumentos que conservamos de la antigüedad romana, el Panteón, es el que en mejor estado nos ha llegado.

Esto ha sido posible gracias a que el emperador bizantino Focas donó el edificio al papa Bonifacio IV en el año 608, quien lo transformó en una iglesia bajo la advocación de Santa Maria ad Martyres, siendo el primer templo pagano convertido al culto cristiano.

La primera construcción fue realizada por Marco Vipsanio Agripa, amigo, general y yerno del emperador Augusto, el año 27 A.C., como parte del plan de reestructuración urbanística de la zona central del Campo de Marte.

Gracias a Dión Casio sabemos que el templo fue construido para dar culto a la gens Julia, en él se veneraba a Venus y Marte, dioses protectores de la familia de Augusto y, seguramente, al resto de divinidades romanas. La palabra panteón deriva del griego y significa todos los dioses.

Interior del Partenón (1734)
G. Panini
Esta primera construcción se conoció gracias a unas excavaciones realizadas a finales del siglo XIX. A diferencia del actual era de forma rectangular y estaba orientado hacia el lado opuesto, el sur. La fachada se situaba en el lado más largo, precedida de un pronaos que daba a una plaza circular porticada.

Estaba construido con bloques de travertino y revestido en mármol. También se sabe que los capiteles eran de bronce y que la decoración incluía cariátides y estatuas frontales.

Durante el incendio del año 80 sufrió numerosos daños, siendo restaurado por el emperador Domiciano, aunque volvería a sufrir importantes daños en otro incendio, ocurrido en el año 110, bajo el gobierno del emperador Trajano.

En esta ocasión el templo fue completamente reconstruido por Adriano, entre los años 118 y 128, adquiriendo el aspecto con el que hoy lo conocemos.

El emperador Adriano era reacio a inscribir su nombre en las construcciones que se realizaron bajo su mandato, de ahí que en el friso del pórtico aparezca una inscripción en referencia a la construcción del primer templo.

M·AGRIPPA·L·F·COS·TERTIVM·FECIT
Marco Agripa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, (lo) hizo

La datación de este segundo templo se conoce debido a las marcas de fábrica que aparecen en los ladrillos y tejas.
Alzado y planta del Partenón
La reconstrucción, que se suele atribuir a Apolodoro de Damasco, modificó profundamente el edificio primitivo, la fachada se trasladó al norte, el pronaos ocupó el área del antiguo templo y se construyó una amplia sala redonda, que supuso una innovación en la arquitectura romana.

El gran pórtico, de 14 metros de alto, está compuesto por dieciséis columnas con capiteles corintios, ocho en la fachada y cuatro en los laterales, divididas en dos filas formando tres naves, la central, más ancha conduce a la entrada del edificio, y las laterales terminan en dos nichos en las que se hallaban las estatuas de Agripa y Augusto, procedentes del antiguo edificio.

Interior del pórtico
El frontón debía estar decorado con estatuas de bronce, hoy en día desaparecidas, y en el tímpano, por la posición de los orificios de sostén, se cree que había un águila con las alas desplegadas y corona de bronce.

También el techo del pronaos estaba formado por cerchas de bronce que se quitaron en tiempos del papa Urbano VIII.

Tras el pronaos se encuentra una maciza construcción de ladrillo que lo une con la rotonda, una gran sala redonda de 43,30 metros de diámetro, lo mismo que la altura, por lo que la cúpula que la corona resulta perfectamente semiesférica.

La cúpula, una obra maestra de ingeniería, es la más alta construida en albañilería y está formada, en el interior, por cinco filas de casetones que decrecen en tamaño hacia el centro, donde se encuentra el oculus, una obertura circular de 9 metros de diámetro, que ilumina el interior.

Grabado con los campanarios de Bernini
La rotonda está formada por un nivel inferior con seis exedras enmarcadas por dos pilastras y dos columnas y una exedra semicircular al fondo, intercaladas con ocho edículos con frontones que se alternan entre triangulares y semicirculares, y un segundo nivel donde encontramos una fila de ventanas abiertas a una galería superior, que coinciden en vertical con los nichos y los edículos.

En el siglo XVII se añadieron a los lados del frontón dos campanarios, obra de Gian Lorenzo Bernini, que se eliminaron en 1893.

08 septiembre 2017

OBRAS DE ARTE INSPIRADAS POR OBRAS DE ARTE: LA FUENTE DE DUCHAMP

La Fuente (1917), M. Duchamp
En 1917, Marcel Duchamp, bajo el seudónimo de R. Mutt, presentó en la exposición organizada por la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York un urinario de porcelana blanco, fabricado por la J.L. Mott Iron Works y comprado en la 118 Fifth Avenue.

En su estudio giró el urinario 90 grados en relación a su posición normal, le escribió R. Mutt 1917, y lo tituló La Fuente.

La obra fue rechazada por el jurado aduciendo su carencia artística, ante lo cual Duchamp reaccionó escribiendo en el editorial de la revista dadaísta The Blind Man, que el señor Mutt haya producido o no La Fuente con sus propias manos, es irrelevante. La ha elegido. Ha tomado un elemento normal de nuestra existencia y lo ha dispuesto de tal forma que su finalidad desaparece detrás del nuevo título y del nuevo punto de vista.

Con este hecho, Duchamp inició una auténtica revolución en el mundo del arte al demostrar que cualquier objeto cotidiano podía considerarse una obra de arte, con tal de que el artista lo despojase de su función y contexto original y lo declarase obra de arte.

Fuente tras Duchamp (1991),
Sherrie Levine
En 1991, Sherrie Levine, una fotógrafa y artista conceptual americana, realizó una copia en bronce de La Fuente de Duchamp titulada Fuente tras Duchamp.

La obra de Levine es reconocida por sus apropiaciones, un movimiento artístico en el que el artista toma como base para elaborar sus trabajos las obras de otros artistas.

La apropiación del urinario de Duchamp, formó parte de una serie de trabajos basados en obras de reconocidos artistas masculinos, sobretodo de principios del siglo XX, con los que buscaba criticar la posición de la mujer en la historia del arte.

01 septiembre 2017

LA MONA LISA DE ISLEWORTH

El 27 de septiembre de 2012 se presentó a la prensa internacional en Ginebra, Suiza, La Mona Lisa de Isleworth, una obra que según sus propietarios, representados por la Mona Lisa Foundation, sería una obra de Leonardo da Vinci realizada diez años antes que La Gioconda del Louvre.

La pintura fue descubierta poco antes de la I Guerra Mundial, por el coleccionista de arte inglés Hugh Blaker que la compró a una aristócrata familia de Inglaterra y la guardó en su estudio del barrio londinense de Isleworth, de donde toma su nombre.

Durante la I Guerra Mundial fue trasladada a Estados Unidos para protegerla de los bombardeos, siendo adquirida por Henry Pullitzer quien publicó el libro ¿Dónde está La Mona Lisa?, en el que por primera vez se defendía la tesis de que era una primera versión de la obra del Louvre.

Mona Lisa de Isleworth
Tras la muerte de Henry Pullitzer, en 1979, el cuadro pasó a manos de su pareja, Elizabeth Meyer, que la depositó en un banco suizo, donde permaneció hasta su muerte en 2008, cuando fue comprada por un consorcio de abogados y hombres de negocios.

En 2010 se creó la Mona Lisa Foundation, que desde entonces ha tratado de demostrar la autenticidad de la pintura que custodian.

Según esta fundación, se basan en más de 35 años de investigaciones que básicamente se resumen en, ninguna de las pruebas científicas ha sido capaz de demostrar definitivamente que no es de Leonardo.

En 2013 publicaron los resultados de unas pruebas de radiocarbono realizadas por el Swiss Federal Institute of Technology, en las que se demostró que la tela, donde La Mona Lisa de Isleworth fue pintada, se confeccionó entre 1410 y 1455, este dato, junto con la notable semejanza con la obra del Louvre y que posee rasgos más juveniles y redondeados, son básicamente las únicas pruebas que mantienen esta teoría, ya que las diferencias que la alejan de la obra de Leonardo son mayores.

Leonardo prefería trabajar sobre madera, como ocurre con La Gioconda del Louvre y la copia del Prado, mientras que La Mona Lisa de Isleworth está realizada sobre tela.
La Gioconda de L. da Vinci (izq) La Mona Lisa de Isleworth (dcha)
Las pruebas de reflectografía y rayos X infrarrojos a las que fue sometida, no revelaron ninguno de los métodos de preparación propios de Leonardo. Tampoco las pruebas de radiocarbono, que determinaron la antigüedad de la tela, hicieron referencia a la fecha en la que se realizó la pintura.

De mayor tamaño que la conservada en el Louvre, representa un fondo simple, sin acabar y sin rastro de sfumato, enmarcado por dos columnas, que apenas se distinguen en la original.

En cuanto a la técnica, puede observarse que está realizada por un artista inferior a Leonardo, que no es capaz de representar pequeños detalles del original como el velo, el pelo o la capa traslúcida de su vestido.

Presentación de La Mona Lisa
de Isleworth
Lo que apunta para los mayores expertos en Leonardo, como Carlo Pedretti o Martin Kemp, que se trata de una copia, bastante primeriza, de La Gioconda conservada en el Louvre.

Por el contrario, la versión de la fundación se basa en las descripciones de la pintura que realizó Giorgio Vasari, en 1550, en su obra Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos italianos, de Cimabue a nuestros tiempos. Vasari que nunca viajó a Francia, donde se encontraba la obra de Leonardo, debió basarse en el retrato que poseía Francesco del Giocondo, quien encargó a Leonardo el retrato de su esposa Lisa.

Según esta misma versión, Leonardo empezó a trabajar en la pintura, pero al no recibir el pago por parte de Francesco del Giocondo dejó la obra inacabada, siendo otro artista quien la terminaría, de ahí que el fondo y algunos detalles sean de menor calidad.

Por su parte, Leonardo, años más tarde retomaría el trabajo realizando su propia versión del retrato de La Mona Lisa, señora Lisa en italiano antiguo, que se llevaría con él Francia, siendo esta obra la que se conserva en el Louvre.