Hoy
20 de enero se celebra en Palma la festividad de San Sebastián,
nombrado patrón de la ciudad en 1634, tras algo más de un siglo de
veneración de su reliquia, el hueso de uno de sus
brazos.
San Sebastián, S. Dalí (1942) |
En
1522 la ciudad de Mallorca fue asolada por la peste, causando una
gran mortandad entre la población, hasta agosto de 1523 en que la
epidemia cesó. Este hecho fue considerado un milagro del santo, ya que una de sus reliquias había llegado a la ciudad a
bordo de un barco, con el arcediano de la iglesia de San Juan de
Colachi de Rodas, Manuel Suriavisqui. Según la leyenda, cuando el
arcediano y su séquito intentaron proseguir su viaje un fuerte
temporal se lo impidió debiendo regresar a la isla, y así
sucesivamente hasta que decidieron dejar la reliquia en la ciudad,
encontrándose entonces el mar en absoluta calma y pudiendo proseguir
su viaje.
La
veneración a San Sebastián empezó en Europa desde época muy
temprana, consiguiendo una gran popularidad en época medieval,
debido a que se le consideró patrono contra la peste y las
epidemias ya que se consideraba que las heridas causadas por las flechas
de su martirio simbolizaban las bubas de la peste.
Esta
popularidad se reflejó en el arte, encontrándonos con numerosas
representaciones del santo. Una de las primeras que se conocen la
encontramos en un fresco datado en el siglo V en las catacumbas de San Calixto (Roma), donde aparece representado con una túnica al igual
que en el mosaico del siglo VII de la basílica de San Pedro in Víncoli
(Roma), donde se le representó como una persona de edad, con barba y
pelo blanco y sosteniendo en su mano derecha una corona, pudiéndolo
identificar solo mediante una inscripción. Esta imagen del santo
permaneció hasta el siglo XIV y se debía a una leyenda que
describía a San Sebastián como un capitán de la guardia del
emperador Diocleciano.
San Sebastián, Basílica San Pedro in Víncoli (siglo VII) |
A
partir del siglo XIV empezamos a encontrar una transformación en la
iconografía del santo. En un primer momento se le representó como
un joven apolíneo, vestido con túnica o como un soldado y
sosteniendo el atributo de su martirio, las flechas y posteriormente
se pasó a representarlo en el momento de su martirio, como un joven
desnudo, atado a un árbol o una columna y asaetado. Esta nueva
iconografía acabó popularizándose y reemplazó a la anterior en
las representaciones del santo.
Martirio de San Sebastián, G. del Biomdo (1370) y San Sebastián, Maestro de Xàtiva (siglo XVI) |
Durante
el Renacimiento las representaciones iconográficas se
hicieron más numerosas debido a que era, junto con la representación
de Cristo crucificado, las únicas representaciones de desnudos que
permitía la Iglesia, así que los artistas encontraron en la imagen
de San Sebastián un medio para el estudio y la representación de la
anatomía masculina, desembocando en el Barroco en unas
representaciones llenas de sensualidad y éxtasis religioso.
Martirio de San Sebastián, G. Reni (1616) |
La
figura de San Sebastián representado como un joven prácticamente
desnudo, musculoso y con el cuerpo atravesado por las flechas se asoció al erotismo y al homoerotismo, siendo considerado un icono
gay e influenciando a una gran cantidad de artistas, como el escritor
japonés Yukio Mishima, Federico García Lorca, Tenesse Williams o el
compositor francés Claude Debussy.
San Sebastián, Y. Mishima (1966) |