Tras
la victoria de los griegos sobre los persas en la II guerra Médica
(470-456 A.C), se decidió construir en el santuario de Olimpia, en
el Peloponeso griego, lugar en el que desde el 776 A.C. se honraba a
los dioses olímpicos mediante unas celebraciones deportivas, un
templo en honor a Zeus Olímpico.
El
encargado del proyecto fue el arquitecto Libón, que erigió un
templo dórico y hexástilo, con una única hilera de seis columnas en el
pórtico.
Para
su construcción se usó una piedra caliza proveniente de la zona, un
material vulgar y poroso que se tapó mediante una fina capa de
estuco, pintado para que imitara el mármol y diera así la impresión
de estar construido completamente con este material.
El
dinero que se había ahorrado en la construcción del templo fue
utilizado para contratar al mejor escultor de la época, Fidias,
autor del Partenón en la Acrópolis de Atenas y de la estatua que
albergaba, Atenea Partenos, para que esculpiera una estatua del dios
Zeus.
Fidias
se trasladó a Olimpia, en algún momento posterior al año 432 A.C.,
donde construyó un taller y empezó a trabajar en el proyecto para
la escultura del dios olímpico.
Sobre
el aspecto que debía tener la escultura nos han llegado diversas
descripciones de autores de la época y testimonios iconográficos
como las monedas, medallas conmemorativas, acuñadas en época de
Adriano y las dos copias romanas basadas en la escultura original que
se conservan en el museo del Louvre y el Hermitage.
Por
lo que estas fuentes nos describen debía tener una altura de 9
metros, 12,5 metros si se sumaba el pedestal en el que se apoyaba el
trono y estaba realizada en madera recubierta por placas de oro y
marfil.
El
cuerpo del dios estaba recubierto con placas de marfil muy brillante,
la túnica, las sandalias, la barba y el cabello, estaban realizados
en madera recubiertos por láminas de oro, sobre la cabeza llevaba
una corona de hojas de olivo realizada en plata, en la mano derecha
tenía una representación de la diosa Niké, victoria alada, y en la
izquierda sostenía un cetro coronado por un águila, que se decía
estaba fabricada uniendo todos los metales que en ese momento se
conocían
Copia romana del Museo Hermitage |
Se
sentaba sobre un trono adornado con placas de marfil, placas de oro y
piedras preciosas, adornado con representaciones de la mitología griega.
Según
las descripciones de la época los fieles que entraban en el templo
sentían una profunda impresión al contemplar la obra. Esta
sensación ante la escultura se debía a que Fidias realizó una
estatua demasiado grande para las dimensiones del templo, la cabeza
rozaba el techo, y si el dios hubiera decidido levantarse lo habría
roto.
Sobre
su desaparición se sabe muy poco, a finales del siglo II D.C. tanto
el templo como la estatua de Zeus se encontraban en una situación
muy precaria, de hecho la estatua había estado a punto de
desaparecer en época de Calígua, quien a principios del siglo I
D.C. ordenó su traslado a Roma para quitar la cabeza del dios y
colocar la suya, sólo se salvó por la prematura muerte del
emperador romano.
No
volvemos a encontrar noticias de la estatua hasta la Edad Media,
momento en el que aparecen dos versiones que explican su
desaparición. Una de ellas, transmitida por un historiador del siglo
XI, aseguraba que la escultura fue trasladada en el año 393 D.C. a
Constantinopla donde permaneció hasta el 476, al ser destruida por
el incendio que asoló la ciudad. La otra versión databa su
destrucción en el 425 D.C., cuando el emperador Teodosio II en su
lucha contra los ídolos paganos ordenó destruir el santuario de
Olimpia.