La
capital francesa acoge desde el 21 de marzo dos exposiciones en
homenaje al pintor mallorquín Miquel Barceló. Bajo el título de
Sol y sombra permanecerán
en la Biblioteca nacional de Francia y en el museo Picasso hasta
los meses de julio y agosto.
Para
la biblioteca, Barceló ha creado un enorme mural de barro y cristal
en una de las cristaleras de los pasillos del ala oeste, realizada
por el arquitecto Dominique Perrault en 1996, una obra monumental y
efímera ya que será borrada a partir del 28 de agosto.
Para
realizar esta obra, de 190 metros de largo por seis de alto, se ha
inspirado en las pinturas rupestres y al igual que en ellas ha
trabajado con las manos, los dedos o punzones, dibujando directamente
sobre el barro fresco cabezas de toros, esqueletos humanos y de
animales, tiburones, pájaros... creando una obra viva que cambia
según la luz que recibe en cada momento del día.

Junto
a esta gran vidriera se muestran también diversas estampas, dibujos,
cerámicas, esculturas y pinturas.
En
cuanto a la exposición en el Museo Picasso que podrá visitarse
hasta finales de julio, consta de un centenar de obras, posteriores a
1990, entre pinturas, bronces, cerámicas, dibujos y aguafuertes cuyo
hilo conductor es el taller del artista y en la que se busca su unión
al pintor malagueño Pablo Picasso. Exposición para la que también
ha realizado una obra concebida expresamente Mur de briques,
un muro creado a partir de ladrillos y cerámicas.