Hoy
31 de diciembre, se celebra en Palma la Festa de l'Estendard
que conmemora la entrada de las tropas del rey Jaume I en la ciudad
en el año 1229, poniendo fin al reino almohade y a la dominación
musulmana de la isla desde el año 903.
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Pinturas murales de la conquista de Mallorca, Maestro de la conquista de Mallorca, 1285-1290 |
La
fiesta, que se celebra desde el siglo XIII, está considerada una de
las más antiguas dentro de las celebraciones civiles en Europa y
está declarada BIC (bien de
interés cultural) desde 2007.
Desde
sus inicios la fiesta ha ido evolucionando, ha sufrido cambios,
momentos de decadencia e incluso ha sido prohibida, pero la esencia de la
celebración se ha mantenido hasta nuestros días.
Antiguamente
la celebración se iniciaba en Cort donde, al igual que hoy,
se colocaba el retrato del Conqueridor en la fachada de la
casa dels jurats (el actual ayuntamiento) de donde salía el
estandarte real, considerado el auténtico y que se perdió en un
incendio en 1894, siendo sustituido por el actual. El estandarte se
colocaba en medio de la plaza y recibía los honores de els jurats,
los representantes de los diferentes gremios de la ciudad, los
representantes del rey, la nobleza y el mestre de guaita (jefe
de la policía).
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Jaume I, finales S. XVI (copia de un retablo) |
A
continuación se dirigían al Palacio de la Almudaina donde se unía
el gobernador y en la plaza de l'Almoina se incorporaba el obispo,
canónigos, párrocos, frailes..., portando los pendones de la
catedral, la cruz procesional e imágenes de la Virgen. A partir del
siglo XVI el estandarte dejó de acompañar a la procesión y se
quedó en la plaza de Cort.
La
comitiva encabezada por los representantes religiosos se dirigía
hacia la iglesia de Santa Eulalia, donde gritaban por dos veces
¡Santa Eulalia!, seguían hacia la plaza de Sant Antoni, donde se
encontraba la iglesia de Sant Antoni de Pàdua, que albergaba el retablo de Sant Jordi realizado por Pere Niçard, y repetían el grito
a Sant Antoni y Sant Jordi.
Al
llegar a la puerta de Sant Antoni los marineros pasaban el
estandarte por encima de la muralla, para evitar que se inclinase, y
la comitiva salía fuera de la ciudad, hasta un lugar denominado
Peiró, donde se leía un sermón en el que se narraba la
entrada a la ciudad de Jaume I. A partir de 1566 este sermón se pasó
a leer en la Catedral, una vez finalizada la procesión y a partir de
1774, tras el decreto de Nueva Planta (1715), pasó a leerse en
castellano, empezando la decadencia de la fiesta.
Desaparecieron els jurats y el alcalde, el gobernador fue sustituido por el
capitán general, que no asistía, sólo se mantuvo el cap de
guaita (hasta 1830) pero fue sustituido por un personaje
cómico (Don Lluc de la Meca). También desaparecieron las
cuatro barras en el escudo del retrato de Jaume I, que recientemente
fueron restauradas y durante el reinado de Isabel II el retrato del
Conqueridor se sustituyó por uno de la reina.
En
aquella época era muy poca la población que entendía el castellano
por lo que se hacía difícil seguir el sermón, las autoridades
civiles dejaron de asistir y la fiesta pasó básicamente a ser un
desfile de la nobleza y de la iglesia. Posteriormente, durante el
trienio liberal (1820-23) y la primera república (1873-74) y segunda república (1931-39), la fiesta se
asoció al antiguo régimen y fue prohibida, retomándose
posteriormente pero sin volver a su antiguo esplendor.
Después
del sermón la comitiva marchaba hacia la puerta Pintada,
primero hacia la antigua, por donde entró Jaime I y después, cuando
se construyeron las murallas renacentistas hacia la nueva, en la
plaza del mismo nombre. Allí los marineros representaban la toma de
la ciudad e izaban el estandarte. Con la llegada de la cruz de la
Catedral las puertas se abrían y entraban de nuevo a la ciudad para
dirigirse a la iglesia de Sant Miquel, donde se celebraba una misa en
recuerdo de la primera que se celebró en la mezquita cristianizada, sobre la que se construyó la iglesia, la primera erigida tras la
conquista.
Tras
la misa la procesión regresaba a la Catedral donde el obispo rezaba
en el altar y daba la bendición, la comitiva acompañaba al
gobernador hasta el Palacio Real y regresaban a Cort.
Actualmente
la festa de l'Estendard se celebra en la plaza de Cort, donde
se ubica el retrato de Jaume I. Se saca el estandarte y la comitiva
formada por las autoridades, la policía municipal, la banda
municipal y el público marchan hacia la Catedral donde se ofrece una
misa y se lee el histórico sermón de la conquista, posteriormente
regresan a Cort donde se recita La Colcada, desde 1965, una
composición que Pere d'Alcantara Penya escribió en 1861, evocando la antigua fiesta.