LA DAMA DEL ARMIÑO

O, naturaleza, cómo envidias a Vinci,
que ha pintado a una de tus estrellas,
la hermosa Cecilia, cuyos bellos ojos
la luz del sol convierten en oscura sombra.
B. Bellincioni (1491)


La Dama del armiño es uno de los cuatro retratos de mujer pintados por Leonardo da Vinci, y el que en mejores condiciones se encuentra a pesar de los avatares que ha sufrido durante su historia.

Fue pintado hacia 1490 por encargo de Ludovico Sforza, duque de Milán y mecenas de Leonardo durante su estancia en la ciudad.

Representa a la joven de diecisiete años Cecilia Gallerani, amante del duque y una mujer de gran belleza e inteligencia. Leonardo la dibujó de medio cuerpo en perspectiva de tres cuartos o medio perfil, una novedad para la época pero que a Leonardo le permitió dar a la composición un mayor dinamismo y realismo.

Destaca la mano derecha con la que acaricia al armiño que sostiene, claramente desproporcionada en relación al resto del cuerpo, Leonardo la modificó debido a que, como se ha podido comprobar gracias a la fotografía multi-espectral, retocó la figura del armiño, haciéndolo más grande y majestuoso por lo que adecuó la mano al animal que sostiene.

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La representación del armiño o hurón blanco, a dado lugar a diversas interpretaciones, según los bestiarios medievales representaba la virtud del equilibrio y la tranquilidad, también podría hacer referencia a la relación de la joven con el duque, debido a que en el escudo de armas de éste había representado un l'ermellino o pequeño armiño, aunque también podría hacer referencia al apellido Gallerani, ya que en griego armiño es galé.

Leonardo pintó la obra al óleo, una de las primeras veces que usó esta técnica, y que le permitió perfeccionar el efecto de sfumato, ya que la pintura al temple se secaba demasiado rápido.

Las fotografías obtenidas con el método multi-espectral también han demostrado que el fondo fue repintado con una capa de color negro, mientras que el original era de un gris azulado, más claro en el lado izquierdo y más oscuro en el derecho, algunos sugieren que pudo ser pintado por Delacroix, amigo de la familia, durante su estancia en París.

Cecilia Gallerani mantuvo el retrato que le había realizado Leonardo durante toda su vida, pero tras su muerte no se volvió a tener noticias de el. Hasta que volvió a aparecer en 1800, cuando el príncipe Adam Jerzy Czartoryski lo compró en Italia como regalo para su madre, la princesa Izabela, que un año después abriría al público el primer museo polaco.

Ésta mandó escribir en la parte superior izquierda del cuadro La Belle Feroniere, el nombre de otro de los retratos femeninos de da Vinci, junto con el nombre del artista tal y como se escribe en polaco, Dawinci. La confusión se debió a que la joven Cecilia portaba una frerronière, una cinta o cadena que caía sobre la frente y permitía atarse el pelo.

La joven Cecilia estuvo expuesta en la ciudad de Cracovia hasta 1830, cuando el levantamiento de Noviembre hizo huir a la familia Czartoryski a París, llevando consigo algunas de las obras más importantes de su colección, para no regresar hasta 1871, con el fin de la guerra franco-prusiana.

Posteriormente, durante la II Guerra Mundial, y a pesar de que fue escondida junto con otras obras de la colección Czartoryski, fue descubierta por los nazis y enviada a Berlín, aunque finalmente acabó en manos de Hans Frank, gobernador de la Polonia ocupada.

Tras acabar la guerra fue descubierta por el comité polaco-americano en la villa de Baviera en la que Frank se había escondido tras huir de Polonia ante el avance del ejército rojo. Al acabar la guerra el cuadro se devolvió a Polonia, y tras la caída del muro de Berlín, se restituyó a los herederos de la familia.

En diciembre de 2016, el príncipe Adam Karol Czartoryski la vendió, junto con obras de Renoir y Rembrandt, por unos 100 millones de euros al estado polaco.