EL RENACIMIENTO EN VENECIA: TRIUNFO DE LA BELLEZA Y DESTRUCCIÓN DE LA PINTURA

Dos ninfas en un paisaje, Palma el Viejo
El pasado 20 de junio se inauguró en el Museo Thyssen de Madrid una exposición que permanecerá abierta hasta el próximo 24 de septiembre, comisariada por Fernando Checa Cremades, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Complutense y director del Museo del Prado entre 1996 y 2001. Se compone de 89 obras entre pinturas, esculturas y grabados del arte veneciano del siglo XVI, procedentes de colecciones privadas y museos como el Louvre o la National Gallery y en las que destacan obras maestras de artistas como Tiziano, Tintoretto, Veronés o Lotto.

Lucrecia, Veronés (1580)
La exposición es una reflexión sobre el arte veneciano a lo largo del siglo XVI aunque no se plantea el habitual programa expositivo, basado en el orden cronológico o estilístico de las obras, sino que se plantea desde una selección de temas realizados por los artistas que le dieron a este arte prestigio y renombre universal.

Estos temas se dividen en varias salas, siendo el primero la ciudad de Venecia, en Entre Oriente y Occidente: la ciudad más bella del mundo donde destaca la obra de Jacopo de'Barbari Vista de Venecia, en la que representó a la ciudad a vista de pájaro, junto a retratos de Tintoretto o el San Juan Bautista predicando de Veronés.

En Venecia y el sueño del clasicismo, se presenta el gran interés de la sociedad veneciana por la antigüedad clásica, en Belleza y melancolía del Renacimiento italiano los libros adquieren un protagonismo especial junto a varios retratos en los que, con armonía y proporción, se expresa el estado de ánimo y el universo interior del retratado a través del gesto y la mirada.
Perseo armado por Mercurio y Minerva, P. Bordoni (1545-55)
A continuación se hace referencia a la representación de la mujer, en la que bajo el título de Imágenes venecianas de la mujer se exponen una serie de retratos femeninos que adquirieron gran popularidad en Venecia a finales de 1510. En ellos se representaba a mujeres idealizadas y con una fuerte carga sensual que con la inclusión de pequeños símbolos pasaban a representar personajes históricos, bíblicos o mitológicos.

María Magdalena penitente,
Tiziano (1540-46)
En El brillo del poder se hace hincapié a la función social del retrato, en los que los atributos constituyen una manifestación de los logros profesionales, familiares, militares o políticos y en los que destaca la habilidad de los artistas para reproducir los reflejos en las armaduras de los militares, como en el retrato de Francesco Maria della Rovere de Tiziano.

En la sección de Pastorales venecianas se aprecia la importancia que este género adquirió en Venecia, en los que se mezclaba junto a los rebaños y pastores, ninfas y sátiros o escenas bíblicas.

Por último nos encontramos con el Ocaso del Renacimiento en el que se reúne un conjunto de obras cuyo único vínculo de unión es una pincelada que se disgrega y descompone en busca de la expresividad, una búsqueda iniciada por Tintoretto a partir de la década de 1550.