Vasili Kandinski (Moscú, Rusia, 4 de diciembre de 1866 –
Neuilly-sur-Seine, Francia, 13 de diciembre de 1944).
Composición
IV (1911)
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La
obra de arte consta de dos elementos: el interno y el externo.
El
elemento interno, tomado individualmente,
es
la emoción que siente el alma del artista.
Esa
emoción tiene la capacidad de provocar una
emoción
paralela en el alma del espectador.
Generalmente,
mientras que el alma permanezca unida al cuerpo,
sólo
se podrán captar las vibraciones por intermedio de la
sensación.
Por tanto,
la
sensación es un puente de lo inmaterial a lo material (artista),
y
de lo material a lo inmaterial (espectador).
Emoción-Sensación-Obra-Sensación-Emoción
En
Azul (1925)
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Yellow,
Red, Blue (1925)
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El
color es en general un medio para ejercer
una
influencia directa sobre el alma.
El
color es la tecla.
El
ojo es el martillo templador.
El
alma es un piano con muchas cuerdas.
El
artista es la mano que,
mediante
una tecla determinada,
hace
vibrar el alma humana.
Cuadro
con borde blanco (1913)
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El
rojo, tal como nos lo imaginamos,
un
color ilimitado y cálido por excelencia,
se
comporta en nuestro interior
como
un color inquieto, impulsivo y lleno de vida.
No
posee ese carácter irreflexivo propio del amarillo
que
parece disolverse hacia los extremos.
El
azul es el color típicamente celestial,
el
elemento de la calma.
Crea
una profundidad interminable
en
estados más graves donde no existe, ni puede existir,
un
final.
Improvisación
19 (1911)
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La
relación inevitable entre color y forma
nos
lleva a observar los efectos que tiene la forma sobre el color.
La
forma misma aún cuando es completamente abstracta
y
se parece a una forma geométrica, posee su sonido interno,
es
un ente espiritual con propiedades idénticas a esa forma.
Composición
VIII (1923)
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Cuadrados
con círculos concéntricos (1913)
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El
número de colores y formas es infinito,
y
así también son infinitas las combinaciones
y
al mismo tiempo los efectos.
El
material es inagotable.
Composición
X (1939)
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Ímpetu
moderado (1944)
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