Unos
mil años antes de Cristo el joven faraón Tutankamón (Tut-anj-Amón)
moría,
su entierro se hizo apresuradamente y con la misma rapidez su nombre
se borró de los monumentos que había mandado construir, pronto se
perdió todo recuerdo de su reinado, desapareciendo de la historia
durante tres mil años.
El
interés por el antiguo Egipto resurgió con la campaña de Egipto
(1798-1801), junto a las tropas de Napoleón viajó un equipo
científico cuya finalidad era el estudio y la publicación de los
aspectos naturales e históricos del país, realizando numerosos
hallazgos arqueológicos, entre ellos la Piedra de Rosetta.
Este interés continuó, aunque a mediados del siglo XIX las
excavaciones se basaban más en la búsqueda de tesoros que en una
finalidad científica.
A
principios del siglo XX los arqueólogos creían que ya no quedaba
nada importante por descubrir en el Valle de los Reyes, pero Howard Carter, un arqueólogo inglés sin estudios que había llegado a
Egipto para documentar los descubrimientos como dibujante, estaba
convencido de lo contrario, convenciendo también a Lord Carnarvon,
un millonario lord inglés que financió sus expediciones.
H. Carter y lord Carnarvon en la entrada de la tumba |
Carter
no lo creía, estaba convencido de que la tumba de Tutankamon, del
que apenas se conocía nada, aún estaba por descubrir y centró
todos sus esfuerzos en ello.
Tutankamón
fue coronado cuando apenas contaba 8 años. En Egipto eran tiempos
difíciles, su padre Akenatón era considerado un hereje que había
desafiado a los dioses implantando el monoteísmo en la figura del
dios Atón, los templos estaban en ruinas y el imperio estaba
amenazado. Los egipcios veían en él una nueva esperanza, fue
llamado Tutankamón, en honor al dios Amón, el más grande de los
dioses, intentando transmitir un mensaje muy claro, la religión y la
cultura del antiguo Egipto serían restauradas.
Mientras
fue menor de edad gobernó un consejo real, presidido por el asesor
del rey Ay. Al cumplir la mayoría de edad, a los 18 años,
reivindicó su derecho a reinar pero este nuevo poder no duró mucho
ya que en su décimo año en el trono murió.
Trono encontrado en la tumba, representa al rey y su esposa |
Ha
habido varias especulaciones sobre su prematura muerte, asesinado por
sus propios consejeros, debido un accidente de carro, aunque la
última teoría basada en pruebas de ADN a su momia, apuntan a que
padeció malaria y la enfermedad de Köhler, seguramente derivada de
la consanguinidad (sus padres eran hermanos), lo que precipitó su
muerte.
Durante
seis años Carter excavó en el Valle de los Reyes con resultados
negativos. En 1922, el año de su última campaña, decidió excavar
bajo los cimientos de las cabañas de los obreros que habían
construido la tumba de Ramsés VI, a apenas dos metros de la última
excavación que realizó la expedición de Davis. El 4 de noviembre
de ese mismo año Carter encontró la entrada de la tumba,
prácticamente intacta. Todo apunta a que había sido saqueada en al
menos dos ocasiones, los ladrones se habrían llevado pequeños
objetos y habrían sido descubiertos, por lo que la entrada fue de
nuevo tapiada.
Se
trataba de una pequeña sepultura, debido a la prematura muerte del
rey su tumba no estaba acabada y se debió buscar un nuevo
emplazamiento. Seguramente debió ser enterrado en la tumba que su
consejero Ay se había construido para si mismo.
Antecámara de la tumba |
No
fue enterrado con el esmero que se esperaría al tratarse de un rey,
el ataúd era demasiado grande y se tuvo que serrar una parte para
poder encajar la tapa, su momificación también fue apresurada y se
cree que fue la causa de que su cuerpo se quemara.
Carter
y su equipo realizaron un exhaustivo trabajo catalogando y
fotografiando todas las obras, antes de sacarlas al exterior eran
inspeccionadas por un restaurador que decidía si podían ser
transportadas o no. Gracias a ello se consiguió conservar la
práctica totalidad de los objetos que componían la tumba, aunque se
sabe que tanto Carter como lord Carnarvon sustrajeron algunos
pequeños objetos.
La
ley egipcia permitía a los arqueólogos quedarse con gran parte de
los objetos encontrados, tras el hallazgo de la tumba de Tutankamon
la ley cambió, y todos los objetos hallados en Egipto debían
permanecer en el país. Es por ello que los más de tres mil objetos
que formaban parte de la tumba de Tutankamon se encuentran hoy en el
Museo Egipcio de El Cairo.
Sello intacto de la tumba |