LA BELLA PRINCIPESSA ¿FALSIFICACIÓN?

Un famoso falsificador de arte británico, Shaun Greenhalgh, ha asegurado ser el autor de La Bella Principessa, una obra atribuida a Leonardo Da Vinci.

Aunque esta atribución a Leonardo siembre ha estado envuelta en controversia. El retrato apareció por primera vez en 1998 cuando su propietaria lo vendió en la casa de subastas Christie de Nueva York, que lo tasó como una copia alemana de principios del siglo XIX que imitaba la pintura del renacimiento italiano, su precio llegó a los 20.500 euros.

Su nuevo propietario, un coleccionista canadiense, estaba convencido de que el retrato había salido de las manos del propio Leonardo y llevó a cabo una exhaustiva investigación, que dio sus frutos en 2008, cuando los expertos concluyeron que el retrato realmente había sido pintado por el genio italiano. 

Bella Principessa (s. XV) L. Da Vinci
Tesis que en 2010 corroboró el profesor de historia del arte de la universidad de Oxford, y experto en la obra de Da Vinci, Martin Kemp, en el libro La Bella Principessa: The Story of the New Masterpiece by Leonardo da Vinci, en el que argumentó que la técnica, los detalles, los materiales y la figura del retrato coincidían con los de Leonardo, e incluso señaló que había una huella en una de las esquinas de la obra que concordaba con otra similar hallada en un dibujo sin terminar, y que sin ninguna duda pertenecía al artista florentino, conservado en el Vaticano.

A partir de ese momento el precio de la obra se disparó, pasando a tener un valor estimado de 150 millones de euros.

Se cree que el retrato representa a Bianca Sforza con trece años, hija de Ludovico Sforza, duque de Milán y mecenas de Leonardo, el retrato se abría pintado sobre 1496, en vísperas de su matrimonio con un comandante del ejercito milanés y habría formado parte de un volumen conocido como La Sforziade del siglo XV, que actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de Varsovia.

Autorretrato (1513)
L. Da Vinci
Pero Greenhalgh, a punto de publicar sus memorias, Historia de un falsificador, relata una historia totalmente diferente, hice esa obra en 1978, cuando trabajaba en el (supermercado) Co-op. La modelo era una chica llamada Sally que trabajaba de cajera. A pesar de su posición humilde, era bastante autoritaria y se daba mucha importancia.

Greenhalgh, que pasó cuatro años y ocho meses en la cárcel tras haber admitido vender obras falsas y blanquear dinero, dio también detalles sobre el proceso de falsificación en el pequeño taller de su jardín, utilizó como lienzo una antigua escritura de propiedad, fechada en 1587, que estaba fabricada con el mismo tipo de materiales que utilizaba Da Vinci y para falsificar la tinta, utilizó pigmentos mezclados por él mismo a partir de carbón de leña de árboles centenarios.

A pesar de estas declaraciones son muchos los críticos e historiadores del arte que rechazan la falsificación y mantienen la autoría de Leonardo. El instituto Lumiere Technologym de Francia ha demostrado que el pigmento de tiza utilizado en la obra tiene por lo menos 250 años de antigüedad y el lienzo tiene como soporte una madera de roble del siglo XVII.

Desde finales de 1980 y con la ayuda de sus padres, Greenhalgh vendió un gran número de sus falsificaciones a museos, casas de subastas y coleccionistas privados por valor de casi 1,5 millones de euros.