Si
nos referimos a los grafiti según su definición original, la
palabra italiana graffitti (plural de graffitto),
deberíamos hacer alusión a los textos que los antiguos romanos
garabateaban en las paredes con profecías, protestas, anuncios y
todo tipo de obscenidades. Si en estos incluimos imágenes, entonces
deberíamos apuntar hacia los primeros artistas de la prehistoria, a
las pinturas que encontramos en las cuevas de Lascaux (Francia) o
Altamira.
Pero
el grafiti que la mayoría de la gente reconoce hoy en día es el
grafiti urbano, el que encontramos en las paredes y muros de las
calles y vagones de metro, una de las expresiones más populares de
arte urbano, realizados con aerosoles, en su gran mayoría anónimos
y de rápida ejecución.
Tag (Nueva York, años 70) |
Tienen
su origen en la ciudad de Nueva York, a finales de la década de los
60, y con una marcada influencia de la música hip hop.
Uno
de los primeros artistas del grafiti fue Taki 183, en
referencia al diminutivo de su nombre, Demetrius, y a la calle donde
vivía, algo que muchos otros grafiteros posteriormente imitaron.
Taki trabajaba como mensajero y empezó a dejar su firma o tag
en los vagones de tren que usaba para hacer sus repartos, tanto en el
interior como en el exterior, pronto su firma aparecería en todas
partes llamando la atención de toda la ciudad, por lo que muchos
otros jóvenes empezaron a imitarlo.
Brodway elegant (Nueva York, años 70) |
En
un principio no buscaban un estilo propio sino aparecer en el mayor
número de lugares posibles. Esta idea cambió con la llegada de un
grafitero de Filadelfia, Top Cat, que escribía su nombre con
un estilo diferente, en letra finas, alargadas y con la base más
ancha, su nombre era ilegible pero se destacaba por encima de los
demás, lo que hizo que muchos lo imitaran creándose un nuevo estilo
al que denominarían Brodway elegant, característico de la
zona de Manhattan y al que se le unirían los estilos Brooklyn
y Bronx, propios de las zonas de estos barrios.
Bubble letters (Nueva York, años 70) |
La
necesidad de destacar hizo que poco a poco aparecieran muchos más
estilos, con letras más gordas y perfiladas como las bubble
letters o las block letters, perfiladas y de gran tamaño
para poder ser vistas y leídas claramente, llegando a crear grafitis
de una gran complejidad, que se conocerán con el nombre de wild
style, estilo salvaje, donde las
firmas más sencillas se mezclan con las más barrocas, dando mayor
importancia al color y tamaño de las letras e incluyendo elementos
como las flechas, corazones o espirales.
A
finales de los años 70, junto a los grafitis, empiezan a aparecer
imágenes propias de la cultura popular, personajes de cómic,
dibujos animados, y posteriormente incluso retratos y autorretratos
en forma de caricaturas de los propios grafiteros, que ampliaban de
manera considerable el tamaño de los grafitis o master piece.
Vagón metro de Nueva York, años 70 |
Eran
años de gran creatividad y experimentación, buscando siempre la
idea de ser más visibles y llegar a cuantos más lugares mejor. Este
afán por la popularidad dio origen a los crew, grupos o
pandillas, cuantos más eran a más sitios llegaban, y ante la
competitividad de estos grupos se crearon las style wars,
guerras de estilo, para nada violentas, en las que se buscaba no sólo
tener el mayor número de firmas sino también un estilo propio.
A
medida que se avanzaba en la técnica y la calidad de los grafiti se
aumentaba el tamaño de estos y abarcaban cada vez más espacio,
hasta que a finales de 1973 se llegó a pintar por primera vez todo
un vagón de metro.
Metro de Nueva York, años 70 |
De
esta manera la cantidad de grafitis en la ciudad de Nueva York, a
principios de los años 80, había llegado a tal extremo que las
autoridades tuvieron que tomar medidas. La MTA, Metropolitan
Transit Authority, de Nueva York aumentó el control y seguridad
de los vagones del metro, mediante la instalación de nuevas vallas,
más altas y sofisticadas, alrededor de las cocheras, recubriendo los
vagones con pintura resistente y aumentando la vigilancia. A la vez
se controló la venta de aerosoles y se cambiaron las boquillas, lo
que hacía más dificultoso el pintar. Pero no solo las autoridades
estaban en contra de los grafitis, los medios de comunicación y la
sociedad también lo vieron como algo negativo e incluso se crearon
asociaciones vecinales antigrafiti, que promovieron campañas contra
esta nueva modalidad de vandalismo.
Otro
factor importante que ayudó al declive del grafiti en estos primeros
años, fue la aparición del crack, una droga que trajo consigo
violencia, tráfico y nuevas bandas que controlaban los barrios.
Es
entonces cuando muchos grafiteros decidieron dar el salto a Europa,
dando a conocer esta nueva subcultura en el viejo continente.