Mona Lisa (1503), taller de L. da Vinci |
Esta
obra formaba parte del museo del Prado desde su inauguración en
1819, procedente de las antiguas Colecciones Reales, y a pesar de ser
una simple copia del original conservado en el Louvre, estuvo
expuesta en las salas del museo, junto a grandes obras del
Renacimiento italiano como Rafael o Fra Angélico.
Mona Lisa del Prado antes de la restauración |
Sobre
su llegada a España y procedencia sólo se puede especular. Una de
las hipótesis que los historiadores barajan hace referencia a un
regalo de Diego Mesía, gobernador de Milán, a la corte española,
aunque la hipótesis más plausible es la que señala al círculo
artístico del rey Felipe II, formado por destacados artistas
italianos, en especial el escultor Pompeo Leoni quien había
adquirido de los descendientes de Melzi, discípulo y heredero
universal de Leonardo, los Códices Madrid I y II,
que actualmente se encuentran en la Biblioteca Nacional de España.
La
pintura se consideraba una de las mejores copias del original de
Leonardo, a pesar de las claras diferencias, como era el fondo negro.
Mona Lisa del Prado tras la restauración |
Los
estudios permitieron saber que la obra estaba pintada sobre una
tabla, con unas dimensiones muy parecidas a la de Leonardo Da Vinci
(76x57cm la del Prado, 77x53cm la original), de madera de nogal en
lugar de roble como se creía, un soporte normalmente utilizado para
obras de pequeño tamaño por Leonardo y su taller, como en La Dama del Armiño o La Belle ferronière.
Otra de las
características que desveló el estudio fue la preparación de la
tabla, en lugar de la tradicional capa de yeso, la tabla se preparó
con una doble capa de blanco de plomo, una más interna anaranjada y
una externa blanquecina, algo propio también de Leonardo y su
taller.
Aunque
el hallazgo más importante fue el descubrimiento de un paisaje bajo
el fondo oscuro. Análisis posteriores permitieron detectar que este
fondo había sido añadido más de dos siglos después de finalizar
la pintura, sobre una capa de barniz que protegía el original, por
lo que se decidió quitarlo.
Similitudes entre la Mona Lisa del Louvre y del Prado |
El
paisaje que apareció concordaba con el cromatismo y las formas del
original, aunque no era el mismo, en la copia del Prado aparecieron
representadas formaciones rocosas de un dibujo autógrafo de
Leonardo, Masa rocosa, datado
entre 1510 y 1515 y conservado en el castillo de Windsor, en lugar de
la ciudad de Bobbio, Italia.
También
se descubrió que desde el dibujo preparatorio y hasta casi los
últimos momentos de ejecución, se repetía el proceso creativo del
original, es decir, mientras Leonardo pintaba el original, el autor
de la obra del Prado lo copiaba. La prueba más evidente de que las
dos obras fueron realizadas al mismo tiempo es que cada una de las
correcciones del dibujo original se repite en la versión del Prado,
incluso las dimensiones de ambas figuras son idénticas y fueron
quizá calcadas partiendo del mismo cartón.
Leonardo pintando La Gioconda (1865) C. Maccari |
Aunque
entre las dos obras se aprecian varias diferencias importantes, el
autor de la copia presenta una pincelada más lineal y precisa, sin
sfumato lo que permite un
dibujo más nítido y minucioso, que deja ver detalles como las cejas
o la juventud de la retratada.
La
autoría de la obra recaería en uno de los discípulos que
trabajaban en el taller de Leonardo. De entre todos se ha apuntado a
Andrea Salai, según el propio Leonardo su discípulo más díscolo,
y de quien apenas se conocen obras propias, aunque en el inventario
de bienes realizado tras su muerte, en 1524, se encontraba una copia
de La Gioconda, o Francesco Melzi, heredero y discípulo
preferido de Leonardo, aunque, si como parece la obra del Prado se
realizó a la par que la del museo del Louvre, es decir, a partir de
1503, Melzi sólo tendría diez o doce años, demasiado joven para un
encargo como este.
Por
su parte algunos historiadores italianos han apuntado hacia la
autoría de un discípulo español, como Fernando Yáñez de la Almedina o Hernando de los Llanos, ya que uno de ellos, no se sabe
con seguridad quien ya que en los documentos solo aparece como
Ferrando Spagnuolo, dipintore, ayudó
a Leonardo en la realización del fresco La Batalla de Anghiari en el Palazzo Vecchio de Florencia, entre 1503
y 1506.
También
se desconoce el por qué Leonardo realizó dos versiones de la misma
obra, algo normal cuando se trataba de retratos oficiales, pero
inusual para la esposa de un comerciante. Se ha especulado que podría
ser un trabajo de aprendizaje, pero los materiales usados fueron los
mismos que utilizó Leonardo, y por lo tanto demasiado caros para el
trabajo de un aprendiz, también se ha hablado que fuera una copia
ordenada por Giuliano de Medici, enamorado de Lisa Gherardini, o fuera el propio Leonardo el enamorado de Lisa y por lo tanto quisiera quedarse
una copia.
La
única verdad que se conoce es que Leonardo mantuvo el retrato
original de La Gioconda
toda su vida.