EL PANTEÓN DE AGRIPA

De todos los monumentos que conservamos de la antigüedad romana, el Panteón, es el que en mejor estado nos ha llegado.

Esto ha sido posible gracias a que el emperador bizantino Focas donó el edificio al papa Bonifacio IV en el año 608, quien lo transformó en una iglesia bajo la advocación de Santa Maria ad Martyres, siendo el primer templo pagano convertido al culto cristiano.

La primera construcción fue realizada por Marco Vipsanio Agripa, amigo, general y yerno del emperador Augusto, el año 27 A.C., como parte del plan de reestructuración urbanística de la zona central del Campo de Marte.

Gracias a Dión Casio sabemos que el templo fue construido para dar culto a la gens Julia, en él se veneraba a Venus y Marte, dioses protectores de la familia de Augusto y, seguramente, al resto de divinidades romanas. La palabra panteón deriva del griego y significa todos los dioses.

Interior del Partenón (1734)
G. Panini
Esta primera construcción se conoció gracias a unas excavaciones realizadas a finales del siglo XIX. A diferencia del actual era de forma rectangular y estaba orientado hacia el lado opuesto, el sur. La fachada se situaba en el lado más largo, precedida de un pronaos que daba a una plaza circular porticada.

Estaba construido con bloques de travertino y revestido en mármol. También se sabe que los capiteles eran de bronce y que la decoración incluía cariátides y estatuas frontales.

Durante el incendio del año 80 sufrió numerosos daños, siendo restaurado por el emperador Domiciano, aunque volvería a sufrir importantes daños en otro incendio, ocurrido en el año 110, bajo el gobierno del emperador Trajano.

En esta ocasión el templo fue completamente reconstruido por Adriano, entre los años 118 y 128, adquiriendo el aspecto con el que hoy lo conocemos.

El emperador Adriano era reacio a inscribir su nombre en las construcciones que se realizaron bajo su mandato, de ahí que en el friso del pórtico aparezca una inscripción en referencia a la construcción del primer templo.

M·AGRIPPA·L·F·COS·TERTIVM·FECIT
Marco Agripa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, (lo) hizo

La datación de este segundo templo se conoce debido a las marcas de fábrica que aparecen en los ladrillos y tejas.
Alzado y planta del Partenón
La reconstrucción, que se suele atribuir a Apolodoro de Damasco, modificó profundamente el edificio primitivo, la fachada se trasladó al norte, el pronaos ocupó el área del antiguo templo y se construyó una amplia sala redonda, que supuso una innovación en la arquitectura romana.

El gran pórtico, de 14 metros de alto, está compuesto por dieciséis columnas con capiteles corintios, ocho en la fachada y cuatro en los laterales, divididas en dos filas formando tres naves, la central, más ancha conduce a la entrada del edificio, y las laterales terminan en dos nichos en las que se hallaban las estatuas de Agripa y Augusto, procedentes del antiguo edificio.

Interior del pórtico
El frontón debía estar decorado con estatuas de bronce, hoy en día desaparecidas, y en el tímpano, por la posición de los orificios de sostén, se cree que había un águila con las alas desplegadas y corona de bronce.

También el techo del pronaos estaba formado por cerchas de bronce que se quitaron en tiempos del papa Urbano VIII.

Tras el pronaos se encuentra una maciza construcción de ladrillo que lo une con la rotonda, una gran sala redonda de 43,30 metros de diámetro, lo mismo que la altura, por lo que la cúpula que la corona resulta perfectamente semiesférica.

La cúpula, una obra maestra de ingeniería, es la más alta construida en albañilería y está formada, en el interior, por cinco filas de casetones que decrecen en tamaño hacia el centro, donde se encuentra el oculus, una obertura circular de 9 metros de diámetro, que ilumina el interior.

Grabado con los campanarios de Bernini
La rotonda está formada por un nivel inferior con seis exedras enmarcadas por dos pilastras y dos columnas y una exedra semicircular al fondo, intercaladas con ocho edículos con frontones que se alternan entre triangulares y semicirculares, y un segundo nivel donde encontramos una fila de ventanas abiertas a una galería superior, que coinciden en vertical con los nichos y los edículos.

En el siglo XVII se añadieron a los lados del frontón dos campanarios, obra de Gian Lorenzo Bernini, que se eliminaron en 1893.