SALVATOR MUNDI: LA OBRA SUBASTADA MÁS CARA

El pasado jueves la casa Christie´s subastó en Nueva York Salvator Mundi, una obra realizada por Leonardo da Vinci hace cinco siglos y por la que un comprador, del que se desconoce su identidad, pagó 450,3 millones de dólares la cifra más alta jamás pagada y que despojó del título a Mujeres de Argel de Pablo Picasso, que fue vendido hace dos años por 160,9 millones de euros.

Propiedad del coleccionista ruso Dmitry Rybolovlev, quien la adquirió en 2013 por 127,5 millones de dólares, es la única obra realizada por el artista italiano que se encuentra en manos privadas. Fue realizada, según los expertos, entre 1490 y 1500, las mismas fechas en las que Leonardo trabajaba en la Mona Lisa, aunque no fue redescubierta hasta 2005.

En ella se representa a Cristo como rey y salvador del mundo, pintado de frente y sosteniendo con la mano izquierda una esfera transparente que simboliza la totalidad del cosmos, mientras que con la derecha realiza el gesto de la bendición latina.

Se cree que Leonardo la realizó para la familia real francesa y que Enriqueta María de Francia se la llevó consigo a Inglaterra en 1625, al casarse con el rey Carlos I. La obra decoró las estancias privadas de la reina en el palacio de Greenwich.

Desapareció tras ser subastada en 1736 y no se volvió a saber de ella hasta casi doscientos años después, cuando en 1900 fue adquirida por Sir Charles Robinson como una obra realizada por un seguidor de Leonardo, Bernardino Luini, para formar parte de la colección Cook.

Se mantuvo olvidada en la colección junto a otras obras y no se volvió a tener noticias de su existencia hasta 1958 cuando fue de nuevo subastada, esta vez por la casa Sotheby's, por 45 libras, tras lo que volvió a desaparecer.

Pasados casi cincuenta años volvió a reaparecer, y otra vez, en una subasta en 2005, siendo adquirida por el consorcio privado neoyorquino RW Chandler, que encargó a Robert Simon, doctor en Historia del Arte de la Universidad de Columbia en Nueva York, una investigación que determinara su autoría.

Tras cinco años de investigación se llegó a la conclusión de que la obra había sido realizada por el propio Leonardo da Vinci, estaba documentada mediante dos dibujos preparatorios realizados por el propio da Vinci y más de 20 copias pintadas por sus discípulos, así como por un grabado realizado en 1650 por el artista Wenceslao Hollar.

Esta autoría se reafirmó en 2011 cuando formó parte de una exposición en la National Gallery de Londres sobre Leonardo da Vinci como pintor en la Corte de Milán.
Antes y después de su restauración (Christie's).

Aunque algunos expertos mantienen sus dudas. A lo largo de los años la pintura sufrió varias alteraciones y restauraciones, realizadas por artistas y aficionados, que llegaron a dañar la obra en gran medida. En 2007 tuvo que ser sometida a un profundo proceso de restauración que, según el crítico de arte Jerry Saltz hace que el 90% del cuadro haya sido pintado en los últimos 50 años, haciéndolo parecer una versión soñada de un da Vinci perdido.

Otras razones esgrimidas son que ninguna obra de da Vinci tiene una composición frontal, plana, a modo de un icono religioso o que la bola de cristal que sostiene en la mano izquierda no carezca de un reflejo invertido, como ocurriría en la realidad, un detalle que para un científico obsesionado con la óptica como era el caso de da Vinci sería impensable.