Un baño en Asnieres (1884), G. Seurat |
A
finales del siglo XIX un grupo de artistas, encabezados por George Seurat, se apartaron del impresionismo, para girar hacia una técnica
pictórica más medida, basada en la ciencia y el estudio del color y
la óptica.
En
sus obras volvió a cobrar importancia el dibujo, abandonado por los
impresionistas, la geometrización de las formas y el uso de colores
primarios. Regresaron al estudio, dejando atrás la espontaneidad y
el trabajo al aire libre, ya que las pinturas que realizaban
necesitaban de un proceso lento y meticuloso.
Se
mantuvieron los mismos temas que con anterioridad habían interesado
a los impresionistas, aunque se dio mayor énfasis a todo lo
relacionado con el ocio y tiempo libre de la burguesía.
Capo di Noli (1898), P. Signac |
Sus
trabajos se basaron en las teorías de diversos autores como Eugène Chevreul y Odgen Rood, que conocieron a través de la obra de Charles Blanc, Grammaire des arts au dessin,
un libro formado a partir de las ideas de los anteriores pero
explicadas en términos que eran más fáciles de comprender para los
artistas.
La
importancia de estos escritos radicó en el hecho de que por primera
vez se daba importancia científica a cómo el ojo percibe los
colores, y a partir de ellos los artistas llegaron a la conclusión
de que el uso de pequeños toques de color puro, que no se mezclaban
entre si sino que se colocaban uno al lado del otro y eran observados
desde una cierta distancia aportaban más luminosidad al color de la
que se conseguía a través de la mezcla convencional de los
pigmentos en la paleta.
Seurat
denominó a este nuevo estilo cromoluminarismo, aunque fue más
conocido como divisionismo. Se caracterizaba por la separación
del color a través de trazos individuales de pigmento y se
desarrolló junto con el puntillismo, un término acuñado por los
críticos de arte a finales de la década de 1880 para ridiculizar
las obras, y que se caracterizaba por la aplicación de puntos
diminutos y precisos de pintura.
Briqueterie Delafolie à Eragny (1986-88), C. Pissarro |
El
inicio del neoimpresionismo puede fecharse en 1884 cuando varios
artistas, entre ellos Seurat y Signac, rechazados por el Salón de París, decidieron crear la Societé des Artistes Indépendants,
Sociedad de los Artistas Independientes, y montar sus propias
exposiciones. En la primera exposición, realizada en 1884, Seurat
expuso su gran obra Un Domingo en la Grand Jatte.
En
1886, durante la octava y última exposición impresionista en París,
el crítico de arte Félix Fénéon utilizó por primera vez, en la
revista L'Art Modern, el término neoimpresionismo para
describir las pinturas de Seurat, Paul Signac y Camille Pissarro expuestas.