El
teatro Marcelo fue proyectado por Julio César, aunque se construyó
en tiempos de Augusto, entre los años 13 y 11 A.C. El emperador lo
dedicó a su sobrino y yerno Marco Claudio Marcelo a quien había
designado como su sucesor antes de su prematura muerte en el año 23
A.C.
Antiguamente
las representaciones teatrales en la ciudad de Roma se realizaban en
un teatro provisional construido en madera que se encontraba en las
cercanías del templo de Apolo, en el Campo de Marte, hasta que en el
año 55 A.C. Pompeyo mandó construir el primer teatro de la ciudad
permanente en piedra recubierta de mármol, también en el Campo de
Marte.
El
edificio ideado por Julio César se construyó en el mismo sitio
donde se encontraba el teatro provisional aunque de mayores
dimensiones, de hecho durante la construcción de la gran cavea
se tuvo que derribar parte del lado curvo del Circo Flaminio y dos
pequeños templos, que fueron reconstruidos en la gran exedra
detrás del escenario.
Maqueta del teatro Marcelo |
Fue
construido en piedra y concreto, una mezcla líquida que incluía
arena, cascotes de piedra, piedra volcánica o pozzolana y cal, con
una altura original de 32,60 metros repartidos en 3 pisos con 41
arcadas enmarcadas con columnas embebidas. Los dos primeros pisos son
de orden dórico y jónico y el tercero, del que no quedan restos,
debía ser un ático cerrado con pilares decorativos corintios. La
fachada se realizó de travertino, el mismo que se usó para
la construcción del Coliseo.
La
cavea
de
129,80
metros de diámetro podía albergar entre 15.000 y 20.000
espectadores, convirtiéndose así en el segundo teatro más grande
de la Roma de los Césares, por detrás del teatro construido por
Pompeyo. El espacio destinado al coro tenía 37 metros de diámetro,
el escenario, del que no han quedado restos, estaba flanqueado por
dos salas con ábside y cubierto por un tejado inclinado.
Marco Claudio Marcelo |
En
el año 17 A.C., cuando las obras aún no habían acabado, Augusto
mandó que se celebrasen los famosos Juegos Seculares, Ludi Saecularis, que
se celebraban en la antigua Roma cada cien años como final de un
saeculum,
lo
que se consideraba el máximo de vida de un ser humano (100 años).
En
el año 64 el teatro de Marcelo sufrió importantes daños
ocasionados por el incendio que sufrió la ciudad de Roma y por las
luchas entre Vespasiano y Vitelio por el trono imperial.
A
principios del siglo IV dejó de ser utilizado como teatro y se
empezó a usar como cantera, sus bloques de mármol fueron utilizados
para reparar el puente Cestio. Durante la Edad Media, en el 1150, se
transformó en una fortaleza militar, lo que impidió que se
continuara expoliando y degradando.
En
el siglo XIII, el edificio fue ocupado por la familia Savelli y en el
XVIII pasó a ser propiedad de los Orsini. Durante el Renacimiento se
construyó en el tercer piso de la cavea
un palacio obra del arquitecto Baldassarre Peruzzi, que hoy en día
se mantiene.