LA BÚSQUEDA DE LA ÚLTIMA CENA DE LEONARDO


Entre 1495 y 1497 Leonardo da Vinci pintó para el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán una de sus obras más conocidas La última cena.

Un mural encargado por su patrón el duque Ludovico Sforza en el que empleó una nueva técnica, utilizando sobre varias capas de yeso pintura al óleo, esto le permitió trabajar más despacio y conseguir unos colores más brillantes, pero la pintura no se adhirió y al poco tiempo empezó a desprenderse. Tampoco ayudó a su conservación la humedad que provenía de la cocina y del subsuelo.

Para intentar frenar su deterioro y mantener la pintura fue sometido a numerosas restauraciones, pero a pesar de todos estos intentos hoy en día apenas queda un 20 por ciento de la pintura original, algo que dificulta el poder comprender el impacto que causó en su momento.

Aunque esto puede cambiar ya que dos autores, Jean Pierre Isbouts y Cristopher Heath Brown, aseguran a través de un cortometraje documental The search for the last supper, La búsqueda de la última cena, haber encontrado en una remota abadía de Tongerlo, Bélgica, una desconocida copia del mural en la que se pueden apreciar los colores y tonos brillantes que contemplaron y admiraron sus coetáneos.
La última cena (copia), C. da Sesto (1477-1523)
Según los autores la copia, sobre lienzo y del mismo tamaño que el original, fue realizada en el mismo taller de Leonardo en 1507, supervisada por uno de sus discípulos Andrea Solario, quien había estado en Milán mientras Leonardo completaba la versión original, por encargo del rey Luis XII de Francia, quien había tomado Milán en el verano de 1499.

El rey, según Giorgio Vasari, visitó el monasterio de Santa Maria della Grazie y quedó fascinado por la pintura, esperando poder llevársela con él a Francia, algo imposible debido a que estaba pintada sobre una pared por lo que, según Isbouts y Brown, encargó al propio Leonardo una copia que si podría transportar.

Para estas afirmaciones se basan en una carta encontrada en los archivos de Florencia y fechada en enero de 1507, en la que el rey Luis XII escribe: necesitamos a Leonardo, y un inventario de 1540 del gobernador de Milán en Gaillon, Francia, en el que se incluye una Última cena sobre lienzo con figuras monumentales que el rey trajo de Milán.
La última cena (1495-97), L. da Vinci
Posteriormente la obra fue comprada por la abadía de Tongerlo, siendo identificada por el abad como un trabajo de Leonardo.

Según los expertos a quienes Isbouts y Brown han mostrado la obra, esta fue realizada por el taller de Leonardo, aunque las figuras de Jesucristo y San Juan podrían ser obra del propio Leonardo.

A través del documental se intentará recaudar fondos para la restauración del lienzo, que aunque se encuentra en un mejor estado que el original, sufrió daños significativos durante un incendio en la abadía en 1929.