Podríamos
considerar a Giorgio De Chirico (1888-1978) como uno de los artistas
más reconocidos y a la vez más desconocidos del arte contemporáneo.
Sus obras son fácilmente reconocibles pero pocos conocen al artista.
Nacido
en Grecia, aunque de origen italiano, inició sus estudios de
dibujo en el Instituto
Politécnico
de Atenas, donde se dedicó a la copia de estatuas clásicas.
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La Gran Torre (1913) |
A
los dieciséis años, tras la muerte de su padre, se estableció
junto a su madre y hermano en Florencia, ciudad en la que realmente
descubrió su amor por el arte a través de las obras maestras del
arte renacentista que admiró en sus constantes visitas a los museos.
Pero a pesar de la gran atracción que sentía por el arte florentino
no estaba convencido del valor docente de la Academia
de Bellas Artes
sintiendo
que le hacía falta
una enseñanza más metódica y disciplinada, y a los dieciocho años
se marchó a Alemania,
donde se
inscribió en la Academia
de Bellas Artes
de Munich, en la que recibió la influencia del simbolismo
centroeuropeo, especialmente del pintor suizo Arnold Böcklin, y de
filósofos alemanes como Schopenhauer y, sobre todo, Nietzsche.
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La recompensa del adivino (1913) |
En
1909, de camino a París, pasó una breve estancia en Turín, donde
quedó impresionado por la arquitectura de sus plazas y arquerías
decimonónicas. Ya en París y gracias al interés del poeta
Apollinaire, fue invitado para exponer en el Salón de Otoño
de 1912 y en el Salon des Indépendants de 1913 y 1914, y
a pesar de ser exposiciones donde destacaba la pintura de vanguardia,
el clasicismo de las obras de De Chirico sorprendió e interesó a
los críticos y a otros artistas como Picasso o Braque.
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Las musas inquietantes (1925) |
La
Primera Guerra Mundial lo devolvió de nuevo a Italia, alistado en el
ejército fue destinado a Ferrara, ciudad que junto a Turín, se
convirtió en inspiración para los inconfundibles ambientes urbanos
de sus pinturas y donde entró en contacto con Carrà, Soffici y
Papini, artistas que provenían del futurismo italiano y que quedaron
fascinados por los temas y el estilo del artista, provocando el
nacimiento de la pintura metafísica.
Aunque
es a De Chirico a quien podemos considerar como creador de este nuevo
estilo, yo solo empezaba a distinguir los primeros fantasmas de un
arte más completo, más profundo, más complicado y, en una palabra
(...) más metafísico. Un arte al que llegó a través de la
investigación y de las cosas comunes, todo le hablaba de él, unos
maniquíes, una puerta..., objetos tomados de la realidad que según
el artista adquirían dos aspectos, uno corriente que es con el que
se muestran y percibimos casi siempre y uno metafísico que sólo
puede verse en momentos de clarividencia y de abstracción
metafísica, una nueva visión que los alejaba de su
función y cotidianidad.
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Estación Montparnasse (1914) |
El
arte metafísico, a diferencia de otros movimientos vanguardistas, no
tuvo una larga trayectoria ni tampoco una importante legión de
seguidores, debido a esto se ha considerado en muchas ocasiones como
un simple precursor del surrealismo. Estaba formado básicamente por
dos artistas, De Chirico y Carrá, que en 1919 publicaron el
manifiesto del movimiento Nosotros, los metafísicos, un año
antes de que el grupo se disolviera tras una disputa entre los dos
artistas. Es más difícil precisar su inicio, algunos lo marcan en
1915 año en que De Chirico y Carrá se conocieron, aunque muchos de
los elementos que definen la pintura metafísica ya aparecían en
obras anteriores de De Chirico, sobretodo a partir de 1910.
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Héctor Y Adrómaca (1924) |
Sobre
su relación con el surrealismo De Chirico fue claro y específico al
rechazar el sueño como base para sus pinturas, es
curioso que en el sueño ninguna imagen por extraña que sea, golpee
con potencia metafísica; y por tanto rechazamos la búsqueda de una
fuente de creación en el sueño.
A pesar de ello es fácil ver en sus obras una clara anticipación de
la pintura surrealista, ya que poseen una estética extraña,
perspectivas imposibles, elementos simbólicos, objetos sumidos en
una claridad sin atmósfera, donde todo sucede como si fuera un
sueño.
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El Arqueólogo |
A
la hora de realizar sus obras De Chirico dio gran importancia no sólo
a la técnica, sino también a los materiales. Gran admirador de la
antigüedad clásica y del cinquecento, la pintura debía tener como
base la pureza de la linea, el dibujo, que aprendió en su primera
juventud a base de copiar estatuas, esa admiración se hizo patente
sobretodo a partir de 1920, año en que su arte dio un giro hacia un
arte más clásico, poniendo fin al arte metafísico.
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Isla de San Jorge (1967) |