Nacida
el 8 de diciembre de 1864 en Fere-en-Tardenois, Francia, Camille fue
la mayor de los tres hijos del matrimonio formado por Louis-Prosper,
funcionario y Louise-Athenaise, ama de casa y aunque la familia no
era rica vivían acomodadamente.
Desde
una edad muy temprana Camille se interesó por el modelado en
arcilla, convenciendo a los miembros de su familia para que posaran
como modelos de sus primeras obras. Esta predisposición para el arte
siempre fue alentada por su padre, todo lo contrario que su madre,
que siempre lo consideró como un capricho más de su rebelde hija.
Ante
esta situación Camille se sintió siempre mucho más cercana a su
padre y especialmente a su hermano, Paul, que se convertiría en un
reconocido poeta.
Con
apenas 15 años ya había realizado sus primeras esculturas
importantes, un busto de Napoleón, otro de Bismarck y un conjunto
escultórico que representaba a David contra Goliat (todas ellas
desaparecidas). Obras que su padre mostró a Alfred Boucher, uno de
los escultores más importantes del siglo XIX en Francia, que quedó
impresionado por su talento, recomendando que la joven estudiara en
una academia de arte.
Camille en 1905 |
En
la Escuela de Bellas Artes de París sólo se admitían hombres, por
lo que Camille ingresó en 1881 en la Academia Colarossi, una escuela
privada que si admitía mujeres, compartiendo un estudio con otras
estudiantes, entre ellas Jessie Lipscomb, con quien compartiría una
amistad que duraría toda su vida.
Boucher
se interesó por su progreso, acudiendo todos los viernes a su
estudio, hasta 1883, año en el que se trasladó a Italia, dejando a
Auguste Rodin con el encargo de seguir tutelando a la joven.
Camille
conoció a Rodin en 1883, con 19 años, y un año después se
convirtió en la ayudante más activa de su taller. Posó y colaboró
en muchas de su obras, incluida la monumental Las Puertas del Infierno, convirtiéndose en su
musa y amante.
La
relación de amor y trabajo entre Claudel y Rodin duró casi 15 años,
y estuvo llena de altibajos. Aunque no estaba casado, Rodin, que
tenía una larga reputación como mujeriego, mantenía una relación
sentimental con Rose Beuret,
madre de su hijo, y a quien nunca tuvo la intención de abandonar a
pesar de la insistencia de Claudel.
En
1889 la relación entre los amantes había terminado y a partir de
ese momento su carrera como escultora prosperó, siendo mucho más
productiva. Realizó obras como La edad madura, en
la que representó a un hombre entre una mujer arrodillada y
suplicante y otra, medio ángel medio bruja, que se lo lleva o
La Vague, representando a tres
mujeres bañándose, obra que realizó en un nuevo y extraño
material, el ónix, además de una gran cantidad de pequeñas obras,
todas ellas destruidas por la propia escultora. Trabajaba
obsesivamente y destruía todo lo que creaba.
El
1 de marzo de 1913, apenas una semana después
de la muerte de su padre, su familia la internó en el sanatorio de
Ville-Evrad, siendo trasladad en julio de ese mismo año a
Montdevergues. Tenía 39 años y allí pasaría el resto de su vida,
a pesar de su recuperación.
Camille Claudel y Jessie Lipscomb en 1929 |
Camille
escribió cartas a su familia y amigos llenas de lucidez e incluso
los médicos recomendaron su salida en al menos dos ocasiones, pero
la familia siempre se negó, llegando a prohibir las visitas y la
correspondencia de quienes no perteneciesen a la familia.
Murió
el 19 de octubre de 1943, ocho años antes había escrito, es
terrible ser abandonada de esta forma. He caído en un abismo. Vivo
en un mundo tan curioso, tan extraño... Del sueño que fue mi vida,
esto es la pesadilla.
Jeune
fille à la gerbe (1886)
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Sakountala
(1905)
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La
Valse (1889-1905)
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Clotho
(1893)
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La
Vague (1897-1903)
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L’âge
mûr (1899)
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