Durante
la estancia de las obras en Valencia algunos miembros del gobierno
plantearon la idea de enviar una parte al extranjero, aprovechando la
Exposición Universal de 1937 en París.
Kenyon y Mann ante Las Meninas (Valencia, 1937) |
Al
poco tiempo se empezó a correr el rumor de que parte del tesoro ya
había sido trasladado fuera de España, surgiendo la preocupación
entre los expertos del mundo del arte por la suerte que habían
corrido las obras.
En
este sentido se expresó Sir Frederic Kenyon, ex-director del
British Museum, en una carta publicada en el diario The
Times, a la que el gobierno republicano contestó invitándolo a
trasladarse a España y poder comprobar por él mismo el estado en el
que se encontraban dichas obras.
Kenyon
aceptó la invitación y acompañado por James Mann, director de la
Wallace Collection, viajó a España en agosto de 1937. En
Valencia, visitaron las instalaciones de las Torres de Serranos y, para
que pudieran comprobar que las cajas contenían las obras indicadas y
su estado de conservación, se les ofreció poder escoger las que
desearan y desembalarlas.
Kenyon
y Mann quedaron completamente satisfechos con los esfuerzos y el
trabajo que la Junta había llevado a cabo para proteger las obras en
unos momentos tan difíciles.
Mientras
tanto en el frente la guerra continuaba con el avance de las tropas
nacionalistas, por lo que el gobierno decidió trasladarse de nuevo,
esta vez a Cataluña, y la orden de que el tesoro se desplazase junto
al gobierno se volvió a cumplir.
En
Cataluña las obras se almacenaron en varias ubicaciones. Las obras
del Prado y El Escorial se instalaron en el castillo de Perelada,
mientras que en el de Figueres se depositaron los objetos preciosos y
la orfebrería. Posteriormente se habilitó una mina de sal en los
Pirineos para depositar algunas obras del Prado y oro y joyas
pertenecientes a la República.
Al
mismo tiempo, en París, el muralista Josep M. Sert, partidario de la
causa franquista y bien relacionado con los medios políticos y
financieros internacionales decidió organizar un comité, el Comité
Internacional para el Salvamento de los Tesoros de Arte Españoles,
formado por los responsables de los museos más importantes del
mundo, para negociar un acuerdo con el gobierno de la República y
poder trasladar las obras desde Cataluña hasta un lugar seguro y
neutral como Suiza.
En
febrero de 1939 dos miembros del comité, Jacques Jaujard,
subdirector del museo del Louvre, y Neil MacLaren, de la National Gallery de Londres, llegaron a Figueres para entrevistarse con
Pérez Rubio y el ministro de Estado Julio Álvarez del Vayo.
Negociaron un acuerdo por el cual el gobierno de la República
accedía a trasladar las obras a Ginebra y aceptaba, que una vez
finalizada la guerra, fueran devueltas al gobierno vencedor, pero
debido al miedo del gobierno republicano de que Franco utilizara
parte del tesoro como pago a Alemania o Italia, se estableció que
éste solo sería entregado como un bien común de toda la nación
española.
El
Comité Internacional debía hacerse cargo del traslado de las obras
hasta Francia, pero los camioneros se negaron a pasar la frontera,
llena de refugiados. Al no llegar los camiones y ante el avance de
las tropas nacionalistas, se decidió requisar camiones españoles,
algunos cargados de armas, suministros de primera necesidad o
heridos.
Sert,
a través del duque de Alba, informó a Burgos, sede provisional de
los nacionalistas, del camino que seguirían los camiones pidiendo un
alto al fuego, aunque solo consiguió que ocurriera lo contrario, los
ataques aéreos sobre la zona se intensificaron. A pesar de ello,
todos los camiones, excepto uno en el que los soldados que lo
custodiaban trasportaron las obras sobre sus hombros, consiguieron
cruzar la frontera.
El
12 de febrero de 1939 salió de Perpiñán un tren directo a Ginebra
cargado con 1846 cajas.