Desde
el pasado 3 de noviembre y hasta el próximo 19 de febrero, el
CaixaFòrum de Palma acoge la exposición Ming. El imperio Dorado,
compuesta por 126 piezas de cerámica, orfebrería, pinturas y
esmaltados procedentes de la colección del museo de Nanjing, el
primer gran museo nacional de China.
Retrato de He Bin, comandante dinastía Ming |
La
dinastía Ming dominó China durante 276 años. Entre los años 1368
y 1644, dieciséis emperadores de la familia Zhu gobernaron a una
población que aumentó hasta los aproximadamente 175 millones. A lo
largo de ese periodo dinástico, China logró una gran prosperidad y
adquirió fama en Europa como proveedora de artículos de lujo y como
un lugar lleno de misterio. La combinación de riqueza e influencia
exterior generó en el seno de la sociedad Ming unas tensiones que
transformarían China para siempre.
En
chino, Da
Ming significa
gran resplandor. Además, el reinado de cada uno de los emperadores
fue conocido con un nombre especial, elegido para describir su
carácter particular. Así, la época del primer emperador, Zhu Yuanzhang, del 1368 al 1398, fue conocida como el periodo Hongwu,
que significa extraordinariamente
marcial,
denominación que revela los orígenes militares de los Ming, que
derrocaron a la dinastía Yuan, establecida por los mongoles en el
año 1271.
Talla en bambú de un pescador |
La
defensa ante otra posible dominación extranjera, en especial
procedente del norte, marcó el talante de la dinastía Ming. Para
evitarla se consideraban esenciales un poder central fuerte, unas
comunicaciones eficientes y grandes ejércitos. Se requería asimismo
un retorno a los valores tradicionales chinos de la familia, la
educación, la cultura, la jerarquía y la estabilidad social.
No
obstante, otras fuerzas entraron en juego, por una parte, el aumento
del comercio, favorecido por la llegada de plata extranjera de Japón
y Suramérica, puso en entredicho el orden establecido, por otra, la
población aumentó, las ciudades crecieron y surgió una nueva
“cultura del consumo” entre la clase comerciante emergente, con
lo que las certezas del pasado empezaron a desmoronarse.
La
exposición se divide en cuatro ámbitos, el primero Palacios y
murallas hace referencia a la vida del emperador, mostrando los
objetos rituales y la decoración y objetos cotidianos de la vida en
la corte.
Bordado, Wuyi de noche, (S. XVI-XVII) |
La
segunda parte, La sociedad ideal, muestra la importancia de la
jerarquía social para la dinastía Ming, mostrando objetos con los
que se resalta la importancia de las artes de la caligrafía, la
poesía y la pintura.
En
La Buena vida se muestran los cambios en la "sociedad
ideal" y cómo los Ming se adaptaron a la nueva realidad, de
manufactura de productos y comercio, exponiendo las obras de los
denominados artistas eruditos y de los cuatro maestros de la Escuela
de Wu.
Por
último nos encontramos con Más allá del imperio, donde se
explica como el arte de la dinastía Ming se extendió más allá de
las fronteras del imperio, donde adquirió gran popularidad,
exhibiéndose una versión dibujada a mano del mapa impreso
confeccionado por el sacerdote italiano Matteo Ricci.
Cigala de oro sobre una hoja de jade |