El
retablo, pintado al temple sobre madera, se compone de una
representación central y una franja en la parte inferior, a modo
de predela, en la que se representan tres escenas.
Un
tipo de estructura que se repite en muchos de los retablos que, como
este, se vinculan al taller de los López.
Mateu López llegó a Mallorca sobre el 1544, seguramente proveniente del
taller de los Macip en Valencia. Su llegada coincide con la de cinco
tablas que formaban parte de un retablo para la catedral de Mallorca,
obra de los Macip, que López podría haber llevado, además de las
semejanzas de su estilo pictórico con el de los maestros
valencianos.
Al
año siguiente de su llegada se le encomendó, también para la
catedral, el retablo de Las almas del Purgatorio un trabajo
que le reportó prestigio y que le permitió abrir un taller en el
que también trabajó su hijo, llamado también Mateu López.
No
se sabe muy bien como funcionaba el taller de los López, pero todo
parece indicar que Mateu López actuaba como contratista y
responsable final de las obras realizadas por diferentes maestros del
taller, siendo difícil poder distinguir las obras creadas por el
propio Mateu López de las producidas por su taller.
El
retablo, realizado sobre los años 1572 y 1574, representa en su
escena principal el nacimiento de Jesús, representado en una cueva.
Las figuras principales, Jesús, María y José, están rodeadas por
seis ángeles que llevan diferentes instrumentos musicales. En la
parte superior, sobre la cueva, se representa la escena de la
anunciación a los pastores.
En
la franja inferior se representa a San Jerónimo en el desierto, la
oración de Jesús en el huerto de Getsemaní y San Juan Bautista,
siguiendo los esquemas habituales del taller de los López y con una
notable influencia de los modelos del taller de los Macip.
El
retablo está enmarcado a partir de un entablamento soportado por
pilastras, que se utilizan como base para una serie de citas
evangélicas, escritas con letras doradas, sobre las escenas
representadas.